Contenido
- 1) Conduce más despacio
- 2) Conduce con suavidad
- 3) Usa el freno motor
- 4) Usa neumáticos de baja resistencia a la rodadura
- 5) Lleva los neumáticos a la presión adecuada
- 6) Quita bacas y cofres cuando no los uses
- 7) Vacía el maletero de trastos
- 8) Revisa el estado del filtro de aire
- 9) Lleva el mantenimiento del coche al día
- 10) Planifica tus rutas
El gasto de repostar combustible es el coste operativo más importante de un vehículo, por norma general. En apenas dos años y 30.000 km, un coche de consumo modesto sacará de la cartera de su dueño unos 2.000 euros. No obstante, esta cifra puede ser muy superior si conducimos de forma agresiva, si nuestros neumáticos tienen una presión inadecuada, o si descuidamos su mantenimiento. En este artículo os queremos enseñar a ahorrar: con estos 10 consejos reducirás el consumo de tu coche y le darás un buen respiro a tu cartera.
1) Conduce más despacio
La velocidad es enemiga del consumo. Cuanto más rápido circules, más combustible gastará tu coche. Menuda obviedad, estaréis pensando. En efecto, pero quizá no sepas que circular a 140 km/h incrementa el consumo en un 30% con respecto a circular a 120 km/h. Un diferencial de consumos que aumenta de forma exponencial a la velocidad, no de forma directa. En un viaje por autopista de una hora, solo ganarás 5 minutos por haber circulado a 130 km/h, y habrás gastado hasta un euro más. Piensa en el efecto acumulativo en miles y miles de kilómetros.
Por supuesto, este consejo no es válido para aquellas personas que llegan tarde a todas partes y viven en un estado de prisa permanente – las mismas que intentan arañar el tiempo perdido en el tiempo de viaje. Si planificas correctamente tus viajes y eres organizado, la demora en tiempo apenas será perceptible, y en 4.000 o 5.000 km el ahorro podría suponer el equivalente un depósito de combustible completo.
2) Conduce de forma suave
No solo conduciendo más lentamente se ahorra combustible, se puede ahorrar aún más combustible conduciendo de forma suave. Evita los acelerones, y evita revolucionar el motor en exceso. Si estás circulando por ciudad, tus pastillas de freno y tus pasajeros también lo agradecerán. No te estoy pidiendo que circules siempre en la marcha más larga, te estoy sugiriendo que aceleres de forma gradual y anticipes tu conducción al entorno y al tráfico.
3) El freno motor es tu mejor amigo, ¡úsalo!
Este tercer consejo va intrínsecamente ligado al anterior. La anticipación lo es todo en la conducción eficiente. Estoy cansado de ver cómo mucha gente no usa el freno motor adecuadamente, especialmente en ciudad. Si un semáforo se ha puesto en rojo a doscientos metros – o un camión de reparto está bloqueando la calle – decelera suavemente usando el freno motor, no sigas acelerando para dar un frenazo a escasos metros del paso de cebra: no ahorrarás ni un solo segundo y desgastarás tu coche de forma acelerada.
Cuando usamos la retención del motor, la mecánica no inyecta un solo mililitro de combustible, aunque el cuentavueltas supere las 5.000 rpm. Es especialmente importante en bajadas prolongadas, así como en conducción por carreteras secundarias. Otro ejemplo: en vez de frenar con fuerza antes de entrar en una zona urbana, deja que el coche se vaya poco a poco frenando: no gastarás nada de combustible y llegarás a la señal de 50 km/h a la velocidad adecuada. Es sentido común – en ocasiones, el menos común de los sentidos.
Un último apunte, el freno motor también ayuda a que el coche esté más estable en deceleraciones, y en curva. En muchas ocasiones veo a conductores que se aproximan a un obstáculo, quitan la marcha, frenan, y cuando llegan a la velocidad adecuada, vuelven a meter la marcha. Además de someter a los frenos a un esfuerzo innecesario, están jugando con su seguridad.
4) Usa neumáticos de baja resistencia a la rodadura
Si tu coche es deportivo o circulas habitualmente a ritmos ágiles, nadie va a negar que un compuesto deportivo es tu mejor aliado. No obstante, si quieres minimizar el consumo de tu coche, equípalo con neumáticos de baja resistencia a la rodadura. Puedes conocer su eficiencia en su etiquetado: un C o una B ya ofrecen un nivel de fricción bajo. Con estos neumáticos no lograrás reducir en un litro el consumo a los 100 km de tu coche, pero puede que sí en un par de décimas. Además, suelen tener una durabilidad superior a la media.
5) Llénalos de aire a la presión adecuada
Montar unos Michelin Energy Saver no sirve de nada si no vigilas su presión en meses. Unos neumáticos con baja presión aumentarán el consumo de combustible, y se desgastarán de forma irregular, además de empeorar el comportamiento del coche. Lleva siempre los neumáticos a la presión recomendada, o un par de décimas por encima de ella. En algunos coches, además de la presión estándar, se recomienda una presión 0,3 o 0,4 bar superior si buscamos una mayor eficiencia en el consumo de combustible – ahora bien, cuidado con sobre-inflarlos.
6) Quita la baca del techo
Estamos en plena primavera, y desgraciadamente, no vas a volver a subir a esquiar. La baca que llevas en el techo de tu coche aumenta la resistencia aerodinámica que tu motor debe vencer, incrementando el consumo de combustible. Sin embargo, los cofres de techo son mucho peores que las bacas: pueden incrementar hasta en un 20% el consumo del coche. Entendemos que son prácticos en viajes de larga duración, pero si no los vas a usar, no seas perezoso: cuando hayan cumplido su función, desmóntalos.
7) Vacía tu coche de trastos inútiles
¿Hace cuanto tiempo llevas esa estantería de IKEA en el maletero, o esos repuestos que tienes que entregar a un amigo? Está bien llevar una serie de accesorios a bordo, pero dentro de un límite sano: no quieres llegar al “síndrome de Diógenes rodante”. Todos los “trastos” que llevamos a bordo de nuestro coche pueden sumar decenas de kilos. Y como sabes, cuando aumenta el peso de un vehículo, aumenta su consumo. No tiene sentido arrastrar kilos extra sin motivo alguno. Además, nunca viene mal ordenar tu coche y vaciar el maletero de trastos.
8) Revisa el estado de tu filtro de aire
El filtro de aire es uno de los elementos con más influencia directa en el consumo del motor, al menos en lo que al mantenimiento se refiere. Es el que se encarga de que el aire que entra en la admisión del motor está limpio. Este proceso de filtrado acaba obstruyéndolo con los kilómetros, y de hecho, es recomendable su sustitución cada 30.000 km – es sencilla y cuesta apenas 10 o 15 euros. El motor respirará más libremente, y al perder este “cuello de botella”, además de reducir su consumo de combustible, empujará con más fuerza.
9) No descuides el mantenimiento de la mecánica
El filtro de aire no es el único elemento de tu mecánica que necesita ser vigilado. No conviene descuidar el estado de las bujías, los filtros de combustible – especialmente en coches alimentados por gasóleo – y realizar los cambios de aceite cuando el fabricante lo recomienda. Un aceite limpio y reluciente siempre es más beneficioso para tu motor que un aceite que tendría que haberse cambiado hace 5.000 km, sucio y cargado de residuos de la combustión. Solo si la salud de tu motor es óptima lograrás que te ofrezca los mejores consumos y prestaciones.
10) Planifica tus rutas adecuadamente
Imagina que vas a llevar a cabo un viaje de varios cientos de km, y puedes optar por una ruta de autopista o una ruta que combina autovías con carreteras nacionales. Siempre que sus orografías sean similares, el segundo caso será más eficiente que el primero – debido a una velocidad más moderada, principalmente. Conoce las rutas por las que circulas habitualmente, aprende la sincronización de sus semáforos, y en ciertas ocasiones, opta por una ruta más larga que evite un pesado atasco.