Recibo un mensaje: – ¿Has visto lo de la camiseta antimultas? – ¿Qué camiseta? – La del cinturón de seguridad. – Déjame que te explique…
Así se difunden los bulos en esta época que nos ha tocado vivir. La Guardia Civil habla en sus redes sociales de la «camisetita antimultas» que «igual evita una denuncia» (grave error), recordando lo importante que es utilizar el cinturón de seguridad. Los medios aseguran que «las redes arden» por la camiseta antimultas «que triunfa en internet» y apenas «cuesta 10 euros» (grave error). Miles de personas difunden la noticia en sus redes sociales, o en aplicaciones de mensajería, como Whatsapp, a sus conocidos. Si la Guardia Civil y la prensa hablan de ello, ¿por qué no iba a ser cierto?
Tal vez exista gente tan inconsciente como para viajar en coche sin un elemento tan importante como el cinturón de seguridad. Pero me temo que no existe nadie tan estúpido para tomarse tantas molestias, comprar y vestir una camiseta que simula un cinturón de seguridad, para no llevarlo. De momento, por suerte, no ha surgido ningún movimiento anticinturones de seguridad, ni nada que se le parezca.
De hecho, estamos ante una leyenda urbana que se remonta a los años ochenta, mucho antes de que existiera lo que hoy conocemos como redes sociales. Y esconde detrás una fantástica historia, la que podréis leer a continuación, que ya os contábamos hace dos años. Una historia que nos sitúa en el mismo Nápoles de los años ochenta que debió encontrarse El Diego antes de su multitudinaria presentación en el Stadio de San Paolo. Una historia que nos traslada al experimento de un psiquiatra que consiguió que esta leyenda urbana llegase hasta nuestros días, tres décadas más tarde, desde un puestecillo instalado en el puerto de Nápoles, a los canales oficiales en las redes sociales de la Guardia Civil.
Si no te pillan con la "camisetita antimultas" igual evitas una denuncia, pero… ¿te salvará la vida en un accidente?
…El cinturón de seguridad ha salvado muchas.
Si quieres un #ViajeSeguro no te pases de listo y #HazClick.#SeguridadVial pic.twitter.com/bjzvMzFF8V
— Guardia Civil 🇪🇸 (@guardiacivil) October 20, 2021
La Guardia Civil se hacía eco estos días de una ingeniosa, pero incomprensible forma, de conducir un coche sin cinturón de seguridad evitando las multas. La «camisetita antimultas», tal y como lo definía la Guardia Civil, es una camiseta en la que se ha dibujado una franja negra que, a cierta distancia, podría confundirse con un cinturón de seguridad. El hecho de que las redes sociales oficiales de instituciones como la Guardia Civil o la DGT se hagan eco de esta historia, las mismas que conciencian sobre la seguridad vial y alertan de problemas e informan a los ciudadanos, daba a entender que, indudablemente, existe un problema. ¿Pero de verdad hay conductores que estén utilizando la camiseta antimultas, en vez de colocarse el cinturón de seguridad?
La camiseta antimultas y su falso cinturón de seguridad
Lo primero que ha de hacernos sospechar es la molestia que debería tomarse un conductor para evitar la hipotética incomodidad de utilizar un cinturón de seguridad. Vamos a obviar en todo momento los riesgos que implica viajar en un coche sin cinturón de seguridad. Vamos a obviar que los coches modernos cuentan con sistemas de seguridad que emiten un sonoro e incómodo pitido cuando conducimos sin cinturón de seguridad. ¿De verdad alguien estaría dispuesto a comprar una camiseta – que sí es cierto puede conseguirse en internet – y vestirla, para evitar el cinturón de seguridad?
A diferencia de otros casos, como aquel que se repitió en varias ocasiones de conductores que montaban un maniquí en el lugar del acompañante para utilizar carriles para vehículos de alta ocupación, en este no hemos visto ninguna prueba de que algún conductor haya sido cazado utilizando este truco. No hay pruebas de que nadie haya empleado este truco, ni de que nadie haya sido sancionado, pero tampoco hay pruebas de que no haya sucedido jamás.
Lo que sí podemos hacer es rastrear los orígenes de esta historia que, como veremos a continuación, no es nueva, y se extiende por todo el mundo. Y lo mejor de este asunto es que esconde una divertida y pintoresca historia detrás que se remonta a la ciudad de Nápoles, en 1989.
La camiseta antimultas y su historia
Si miramos atrás, no tardaremos en comprobar que no es la primera vez que surge esta historia. Ya en 2017, la Guardia Civil publicaba una de las fotos más populares del truco de la camiseta antimultas y recordaba que, no salva vidas, aunque reconocía que «igual evita una denuncia» (ver historia en Menéame). En 2019, la Guardia Civil volvía a difundir esta historia y motivaba el artículo que estás leyendo en estos momentos. Aquel tuit fue acompañado de numerosas historias en los medios, así como de muchas críticas, ¿acaso no podían estar alentando con su tuit a los conductores a cometer esta temeridad?
Si indagamos un poquito más, comprobaremos que esta historia se ha repetido a lo largo y ancho del planeta. Un hilo en Reddit apuntaba a que esta práctica se había iniciado en India, con la misma foto que ilustra esta entrada, a pesar de que en este país se conduce por la izquierda. En 2013, otra historia ya apuntaba a que este truco se había convertido un problema en China, mencionando incluso a un responsable de la oficina de tráfico de Shanghai del que no existen más referencias en Google que esta noticia.
Pero la historia que más me gustó, he de reconocerlo, fue la que apuntaba a sus orígenes napolitanos.
La maglietta di sicurezza di Napoli
Siguiendo el hilo de la historia de la camiseta antimultas nos topamos con una historia que, antes incluso de conocer su verdadero desenlace, me fascinó. Según esa historia en 1988 habría entrado en vigor en Italia la obligatoriedad de utilizar cinturón de seguridad. Indignados, los conductores de Nápoles habían ideado una estrategia para seguir conduciendo sin cinturón de seguridad. Y a estas alturas estoy convencido de que ya estarás imaginando su estrategia, vestir camisetas con una franja negra que simulan el correspondiente cinturón de seguridad.
La historia dice que, en poco tiempo, los mercados napolitanos estaban repletos de camisetas blancas con una franja negra en diagonal.
Pero esto solo acaba de empezar. La historia de la maglietta di sicurezza di Napoli es aún más fascinante.
Así nacen las leyendas urbanas
Es cierto que Italia introdujo en 1988 la obligatoriedad de los cinturones de seguridad, al menos en las plazas delanteras, y en coches matriculados a partir de 1978. Por aquellos años y a pesar de que no existía aún internet tal y como lo conocemos, la famosa World Wide Web, sí existían las historias virales. Historias virales que los medios de entonces, como ahora, machacaban para atraer al lector, a menudo sin salir a la calle, o hacer unos clics, para comprobar su veracidad, difundiendo leyendas urbanas. Porque por aquel entonces no existían aún las redes sociales digitales, el boca a boca hacía el resto para conseguir una difusión eficaz de esas leyendas urbanas.
Fue entonces cuando Claudio Ciaravolo, psiquiatra napolitano, entusiasmado con los mecanismos de difusión por los que nace una leyenda urbana, comenzó a planificar su experimento. Su objetivo era desarrollar una idea lo suficientemente ingeniosa como para que trascendiera, se comentara en todos los corrillos napolitanos, se asumiera como cierta, y siguiera difundiéndose por muchos años.
Lo que tal vez Ciaravolo no imaginaba, o sí, es que esa historia fuera a cruzar el Mediterráneo y llegar hasta España, y hasta nuestros días, treinta años después.
El origen de la historia de las camisetas antimultas
Ciaravolo había trabajado en los años setenta en el uso de mensajes subliminales para tratar a sus pacientes. Mientras desarrollaba su terapia subliminal descubriría que algunos de los mensajes terapéuticos que transmitía eran en realidad historias falsas, que habían llegado al imaginario popular por resultar fascinantes, e increíbles, y a pesar de ello eran asumidas por todos como ciertas. Fue entonces cuando comenzó a estudiar los mecanismos de nacimiento y difusión de las leyendas urbanas, trabajando en diferentes hipótesis. Fruto de sus investigaciones, este psiquiatra napolitano decidió dar un paso adelante y probar su teoría de la difusión de leyendas urbanas utilizando como conejillos de indias a los napolitanos.
Tras sus primeras experiencias, Ciaravolo pone en marcha su plan para difundir una nueva leyenda urbana, aprovechando la repercusión que había tenido la obligatoriedad de utilizar el cinturón de seguridad. En abril de 1989 instala un puesto en el mercado, junto al paseo marítimo de Nápoles, y prepara un set de grabación, con cámaras, y supuestos actores, que realmente eran sus colegas, también psiquiatras.
La puesta de escena no ocultaba la naturaleza ficticia del rodaje. Pero los corrillos que se arremolinaban alrededor hacían que estuviera totalmente convencido de que aquello sería más que suficiente para que aquellos testigos, en su afán por defender las ideas estereotipadas que se tienen de los napolitanos, difundirían la historia y la transmitirían como una historia real. A su vez, los oyentes sucesivos, no podrían evitar adherirse a esos mismos estereotipos y convertirse, de nuevo, en difusores de esta leyenda urbana acerca de las camisetas antimultas con falsos cinturones de seguridad.
Las camisetas antimultas, una leyenda urbana napolitana
Ciaravolo estaba en lo cierto. A pesar de que en ningún momento trató de convencer a nadie de que aquellas camisetas con franjas negras, a modo de cinturón, estaban a la venta, los testigos habían difundido la leyenda urbana. Los medios no tardaron en hacerse eco de la noticia y dar aún más visibilidad a este hecho que ya se comentaba en las calles de Nápoles.
10 días después, el psiquiatra napolitano daría una rueda de prensa multitudinaria explicando cómo había desarrollado este experimento, los entresijos científicos y aclarando que esas camisetas jamás se habían vendido en el mercado de Nápoles (ver hemeroteca de Reppublica). De hecho, las únicas que se vendieron fueron las 100 camisetas utilizadas en el set de rodaje del paseo marítimo napolitano, que se venderían como pieza de coleccionista en 1991, numeradas, y con la firma del autor de esta historia.
Deberíamos asumir que, una vez desvelada la trampa, esta leyenda urbana desaparecería. Pero la negación de la leyenda urbana no hace otra cosa que recordarnos que, una vez difundida la historia, no se puede detener, y aquella rueda de prensa contribuyó a dar aún más visibilidad a la historia y hacer que siguiera difundiéndose por muchos años, y generando titulares en países tan dispares como España, India, o China.
La leyenda urbana de las camisetas antimultas con cinturones de seguridad estaba ahí, a unos clics de distancia. Me llevó prácticamente menos tiempo descubrir el origen de esta historia que las tiendas que comercializan estas camisetas que, por cierto, se venden junto a otras camisetas humorísticas, con imágenes de Charlie Sheen, Vladímir Putin ataviado con la piel de un oso, o la recompensa de la búsqueda y captura de Pablo Escobar.
Llegados a este punto, deberíamos hacernos muchas preguntas. Pero, a modo de reflexión, únicamente dejaremos una en el aire. ¿No estarán generando la Guardia Civil y la Dirección General de Tráfico con sus publicaciones un problema que no existía?