Aunque cada vez sean menos habituales este tipo de noticias, de vez en cuando se destapan nuevos fraudes en el uso indebido de gasóleo B, o diésel bonificado. El más reciente, se producía estos días, cuando la Guardia Civil destapaba haber detectado varios casos de transportistas que utilizaban gasóleo bonificado, obviamente, incumpliendo la ley. Este fraude había sido detectado en el transcurso de la última campaña de la DGT, destinada a la vigilancia del transporte, de camiones y autobuses. Ahora bien, ¿qué es el diésel bonificado o gasóleo B? ¿Por qué está prohibido su uso? Y lo que es aún más importante, ¿por qué está sancionado su uso irregular con hasta 12.000 euros de multa?
La última campaña de la DGT
La Dirección General de Tráfico lleva a cabo estos días una nueva acción de vigilancia destinada, sobre todo, al transporte de mercancías y pasajeros, a camiones y autobuses. La vigilancia se habría intensificado en zonas con tránsito intenso de camiones y el objetivo, sobre todo, es asegurar que los vehículos de transporte de mercancías y pasajeros cumplen con la normativa de seguridad, lo que implica que estén en condiciones seguras de circulación, hayan superado las correspondientes inspecciones técnicas de vehículos y los tiempos de conducción y descanso. No obstante, estas campañas también se encargan de vigilar otros fraudes contra la hacienda pública, como el uso indebido de gasóleo bonificado.
Precisamente estos días la Guardia Civil habría identificado a varios conductores de vehículos de transporte pesado que empleaban, fraudulentamente, gasóleos bonificados que no están destinados para este uso.
El gasóleo A y el gasóleo B o diésel bonificado
Aunque no todas las estaciones de servicio dispongan de ambos combustibles, en el mercado existen diferentes tipos de gasóleo, siendo el más común el gasóleo A, el que repostamos habitualmente en nuestros coches. No obstante, también existe el gasóleo B, el diésel bonificado, que está destinado a usos profesionales en actividades principalmente agrícolas.
En cuanto a su composición, existen diferencias entre el gasóleo A y el gasóleo B, que es una razón de más para evitar su uso, por los daños que pudiera causar a la mecánica, sobre todo en turismos diésel modernos. No obstante, la mayor diferencia entre gasóleo A y gasóleo B reside en su tratamiento fiscal. El gasóleo B está bonificado y, por lo tanto, exento de algunos impuestos que gravan al gasóleo que utilizamos habitualmente en nuestros diésel. Recordemos que, además del IVA, y otros impuestos autonómicos, el gasóleo B que repostamos en nuestros diésel está gravado con un Impuesto Especial de Hidrocarburos que actualmente asciende a 307 euros por cada 1.000 euros, o 30,7 céntimos de euro por litro repostado. Ver los impuestos que pagamos en el combustible.
Visualmente, el gasóleo B también puede diferenciarse del gasóleo A por tener un tono rojizo. De hecho, esta diferenciación es la que permite habitualmente identificar este tipo de fraudes, dado que una sencilla inspección visual en un control rutinario en el depósito del vehículo ya revela el tipo de gasóleo que se está empleando.
La multa por utilizar fraudulentamente gasóleo B
Insistimos en que nunca deberíamos repostar gasóleo B en nuestros automóviles, sobre todo si son diésel modernos, primero, porque el gasóleo B podría causar daños en algunos de los componentes de nuestro coche. Pero también por las sanciones que puede acarrear.
A pesar de que las estaciones de servicio suministradoras de gasóleo B solo deberían proporcionar este combustible a usuarios de vehículos autorizados, generalmente maquinaria agrícola, en ocasiones los agentes de Tráfico destapan fraudes como este. Las multas previstas varían en función del tamaño y la potencia del vehículo, pero es importante saber que la multa por emplear gasóleo B fraudulentamente puede llegar a los 12.000 euros y acarrear la inmovilización del vehículo durante meses.
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