Contenido
- 1. Los radares no multan de noche
- 2. Los radares no multan si circulas en el sentido contrario
- 3. A mucha velocidad los radares no te pueden detectar
- 4. Los coches camuflados no multan en movimiento
- 5. Las motos de la Guardia Civil pueden multar en movimiento
- 6. Los radares solo multan en un carril
- 7. Los radares no distinguen tipos de vehículo
- 8. Alterar tu matrícula te salvará de la multa
- 9. Es posible identificar los radares «vacíos»
- 10. Todos los radares fijos están señalizados
- 11. Para estar tranquilo, lo mejor es un detector/inhibidor de radares
Desde hace años los conductores españoles conviven a diario con los cerca de 2.500 puntos de control de velocidad repartidos por nuestra red de carreteras y nuestras ciudades. Pese a ello, aún persisten en el ideario popular – y en la proverbial barra de bar – muchos mitos acerca de los radares. Mitos falsos en su gran mayoría que pueden provocar que un conductor incauto se lleve un buen susto, y posiblemente acompañado de una buena multa. En este artículo desmontamos algunos de los falsos mitos sobre los radares en España. No caigas en ellos.
1) Los radares no multan de noche
Los radares sí pueden multar de noche, tanto si son fijos como si son móviles. Hoy en día, muchos cinemómetros están equipados con un flash que iluminará al completo la «escena del crimen» y revelará nuestra matrícula con claridad. Si no equipan flash pueden equipar una tecnología de visión infrarroja que les permite «ver» en la oscuridad. La única situación en la que los radares pueden no multar es ante condiciones climáticas muy adversas – de carácter más bien excepcional – como una fuerte nevada, niebla muy densa o fuerte lluvia.
2) Los radares no multan si circulas en el sentido contrario
Los radares fijos situados en pórticos solo vigilan el sentido en que están instalados, pero aún no siendo muy comunes, algunos radares fijos situados en medianas son capaces de multar en ambos sentidos de circulación. Los radares móviles también son capaces de multar a vehículos que circulan en el otro sentido. No obstante, al estar situados en vías de alta capacidad en muchas ocasiones tienen dificultades para hacer fotografías válidas, ya que pueden aparecer más de un vehículo en la foto. Las motos se salvan: no llevan matrícula en su parte delantera.
3) A mucha velocidad los radares no te pueden detectar
Los radares están certificados para operar en un margen de velocidades determinado. Por encima de este, o bien no son capaces de medir adecuadamente la velocidad, o bien no pueden hacer la foto con precisión. Los radares móviles más usados en España son capaces de detectar vehículos a velocidades de hasta 300 km/h – los Multanova 6F tienen un límite de 250 km/h, frente a los 300 km/h de los modelos Multaradar – y los fijos, a velocidades de hasta 320 km/h. Sin embargo, Pegasus es capaz de multar a vehículos que circulan a velocidades de hasta 360 km/h.
Como comprenderéis, muy pocos coches son capaces de circular por encima de esas velocidad, y hacerlo además en la zona de control de la velocidad. Circular a semejantes velocidades en una carretera pública es una enorme imprudencia, es manifiestamente peligroso, es un delito contra la seguridad vial y no solo acarrea pérdida de 6 puntos: conlleva la retirada del permiso de conducir y es un delito con repercusiones penales – si tenemos antecedentes, acabaremos en prisión. En definitiva, es un juego muy peligroso en el que no conviene participar.
4) Los coches camuflados no multan en movimiento
Los coches de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, Ertzaintza, Mossos d’Esquadra o policías locales equipados con un radar móvil – distinguibles en muchos casos por el cono del radar asomando en su frontal – son capaces de multar en circulación. Sus radares son capaces de medir la velocidad a la que se mueve el coche en que van montados, y mediante la diferencia con el coche a detectar, calcular su velocidad final. En movimiento sus cámaras funcionan de manera idéntica a cuando están parados, y las denuncias se tramitan con la misma eficacia.
5) Las motos de la Guardia Civil pueden multar en movimiento
Las motos de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil se convirtieron en noticia hace unos meses, cuando se anunció que eran capaces de transportar a bordo los famosos radares móviles Velolaser, famosos por su compacto tamaño – son extremadamente sencillos de esconder. No obstante, aunque pueden transportar estos radares, no pueden multar mientras están en circulación. En este artículo te explicamos cómo funcionan los Velolaser, y como suelen ser situados para captar los excesos de velocidad de los vehículos en circulación.
6) Los radares solo multan en un carril
Los radares fijos situados en pórticos suelen estar únicamente apuntados a un carril, siendo incapaces de detectar excesos de velocidad en otros carriles o sentidos. Es la única excepción a esta norma. Hoy en día, la mayor parte de radares fijos de cabina son capaces de detectar excesos de velocidad en varios carriles, y algunos pueden incluso controlar más de un vehículo al mismo tiempo. Como os hemos explicado anteriormente, algunos radares de cabina situados en medianas también pueden multar en el sentido contrario al que están orientados.
7) Los radares no distinguen tipos de vehículo
Durante los primeros años de su implantación circularon muchos bulos sobre los radares. Uno de ellos era que los radares no podían diferenciar vehículos, pero la realidad es que esta afirmación es un mito. Hoy por hoy, su digitalización les permite cotejar las matrículas de los vehículos detectados, y emitir multas en función de su límite de velocidad. Por ejemplo, en autovías y autopistas limitadas a 120 km/h los vehículos comerciales tienen un límite de velocidad de 100 km/h, mientras que los camiones pesados deben circular cómo máximo a 90 km/h.
8) Alterar tu matrícula te salvará de la multa
Un bulo extendido es que rociando laca (o productos similares) sobre la matrícula del coche los radares no son capaces de leerla. También se extendió un bulo en el que se sugería poner un CD sobre la matrícula para confundir al radar. Si bien alterar físicamente la matrícula, ya sea alterando su numeración o doblándola – común en motocicletas – puede evitar la detección, estamos cometiendo una irregularidad grave y tendremos serios problemas si somos detectados. De hecho, estos problemas serán más serios que la multa que pretendemos evitar.
9) Es posible identificar los radares «vacíos»
Hace apenas unas semanas el propio director de la DGT reveló que aproximadamente un tercio de los radares fijos del país están vacíos. Estos radares reciben equipos de medición que van rotando entre diferentes «carcasas». La DGT afirma que el efecto disuasorio es tan válido como si fueran capaces de multar. Y el motivo es que son imposibles de distinguir de los radares operativos, pues la cabina es idéntica. Tendríamos que parar nuestro coche, mirar en su interior y efectivamente comprobar que está vacío. La solución es levantar el pie derecho.
10) Todos los radares fijos están señalizados
En la Red de Carreteras del Estado los radares fijos están efectivamente señalizados. Se coloca un cartel también para identificar los radares de tramo, explicitando la distancia controlada. Ahora bien, en población los radares fijos no están necesariamente señalizados. Puede haber entradas de la población en la que se alerte de la existencia de controles fijos, pero en muchas ocasiones siquiera existen estos carteles, o están en localizaciones muy concretas. Sea como fuere, la mejor receta para no recibir la susodicha es cumplir con los límites de velocidad.
11) Para estar tranquilo, lo mejor es un detector/inhibidor de radares
Un detector de radares puede ser una manera efectiva de zafarse de no pocas multas, pero ni mucho menos es una solución óptima. Para empezar son dispositivos imperfectos, y al igual que ocurre con los inhibidores, pueden no ser 100% efectivos, especialmente ante innovaciones tecnológicas en el mundo de los radares. Pero principalmente, son dispositivos ilegales. El uso de un inhibidor conlleva una multa de 6.000 euros y la pérdida de 6 puntos, además de 30.000 euros de multa al instalador. Con un detector, la sanción se reduce a 3.000 euros y 3 puntos.