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V16, la baliza luminosa de la DGT, ¿un gran negocio?

Una vez la Dirección General de Tráfico ha pasado a considerar como “peligrosos” los triángulos de emergencia, se ha creado el escenario perfecto para que las ventas de los dispositivos V16 comiencen a proliferar y dejen de ser, como hasta ahora, anecdóticas. Al fin y al cabo, este aparato, que emite señales luminosas para indicar la posición de un vehículo inmovilizado, será de uso obligatorio a partir de 2026 ante un accidente o una avería que precise detener un coche en cualquier vía que no sea urbana. Pero, ¿qué se esconde detrás de una normativa que fuerza a los conductores españoles a adquirir con su dinero (no es un “regalo” del Estado) un accesorio como este?

Precedentes de la V16: demasiados atropellos al salir de los vehículos

Al término del siglo pasado, mientras la mayoría de países de la Unión Europea exigían a sus habitantes portar un único triángulo en el coche, en España se mandó contar con dos, lo que se traducía en el doble de gasto: unas 1.500 pesetas (alrededor de 9 euros) por cada pareja de catadióptricos. Al igual que los chalecos reflectantes, el motivo de aquella peculiar medida de obligado cumplimiento era evitar, en teoría, los atropellos y las colisiones por alcance que se producían fuera de los poblados. Sin embargo, en la práctica, se ha demostrado que el mero hecho de colocar estos objetos plegables ya supone un enorme riesgo, muy superior a sus ventajas, que se traduce en varias decenas de fallecidos cada año.

Los arrollamientos al abandonar un vehículo para ubicar esta especie de plásticos de señalización, a pesar de no ser nuevos (se trata de una lacra desde hace décadas), han sembrado una excusa para que alguien pueda volver a hacer caja con un dispositivo que, además de rudimentario, considero que no añade valor. Y es que, aunque a priori parezca una buena idea, estas luces con base imantada y que se colocan en el techo de los coches, furgonetas y camiones (ergo no sirven para todos) apenas son visibles a plena luz del día. Tampoco se perciben mejor que los seis intermitentes de emergencia que todo automóvil ya lleva instalados de serie, indicando la anchura aproximada del vehículo (más útil que la altura). ¿Estamos ante otra estafa con amparo legal?

V16 Telefonica 07

La V16 sin evidencia científica ni consenso de expertos en seguridad vial

Nadie sospecharía sobre la obligatoriedad de las balizas V16 si no fuese por algunos datos y circunstancias que todo usuario ha de conocer y que ponen de relieve que esta es una solución dudosa, muy poco sólida y sin garantías de acabar con un problema tan grave como las muertes por accidentes de tráfico. La primera es que se trata de un accesorio geolocalizado con un coste de 50 euros y cuyos datos gestiona una empresa británica como Vodafone, cuando todos los coches homologados a partir de 2018 ya cuentan con un sistema de llamada de emergencia y control remoto de la ubicación denominado «e-call» (se puede activar manualmente con un botón). De lo contrario, ¿quién no posee un teléfono móvil que, además de tener señal GPS, permite ponerse en contacto con el 112 gratuitamente y «sin cobertura»?

En segundo lugar, esta especie de lámpara parpadeante, incluso en condiciones de circulación nocturna, no es visible en todas las situaciones del tráfico ni en todas las vías, llegando a ser una solución aún peor que los actuales triángulos, ahora destinados a desaparecer. Por ejemplo, no es posible detectar un dispositivo de este tipo si precede un vehículo de gran tamaño o si se encuentra tras una curva ciega o un cambio de rasante, es decir, escenarios que cubrían mejor los citados catadióptricos. De hecho, la DGT no ha consultado, al menos de forma oficial, ningún laboratorio independiente de seguridad vial a fin de realizar pruebas empíricas mediante las cuales pueda validarse su efectividad, recreando distintos contextos (la mayoría de certificaciones son sólo técnicas y llevadas a cabo por la UCA, designada por el mismo Gobierno).

V16 Telefonica 00

Una solución poco convincente, pero que adoptarás para evitar multas

Tratándose de preseñalizar a través de un aparato conectado vía satélite, el equipo de Pere Navarro podría haber propuesto, en pos de un menor agravio, que las luces V16 estuviesen dotadas de funciones de aviso rápido y directo (entre los mismos terminales y no como se pretende) a los conductores que se hallen cerca de una baliza activada, una tecnología muy simple y barata en 2023, no digamos dentro de tres años. También se podría haber sugerido una ventosa u otro acople para poderse instalar con más facilidad en un mayor número de vehículos (menos mal que, por lo menos, algunas ya tienen baterías recargables y no van con pilas). Pero la idea de esta sustitución, nacida 2019 sin argumentos de peso, es irrevocable y se implementará así de cruda, cuando se está hablando de salvar vidas.

Y es que, a pesar de ser menos beneficiosa que los triángulos en cuestión, la Dirección General de Tráfico, por medio de la Guardia Civil, podría sancionar con 200 euros a todos los conductores que no la lleven consigo. Sin embargo, no valdrá cualquiera. Las V16 sin GPS no estarán autorizadas en 2026 (si ya has comprado una, has perdido entre 10 y 20 euros) y, además, tendrán que ser modelos con licencia de fabricación. Nunca sabremos cuál será la amortización de la patente (sus creadores son españoles), pero sí cuánto costará al conjunto de los usuarios de las vías: 37 millones de vehículos en circulación por 50 euros hacen 1.850 millones de euros. Un negocio jugoso, ¿verdad?

Más información y fuentes: BOE y DGT

  • Real Decreto 1030/2022, del 20 de diciembre, que modifica el RD 159/2021, del 16 de marzo, por el que se regulan los servicios de auxilio en las vías públicas.
  • Real Decreto 2822/1998, del 23 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento General de Vehículos, donde se añade versión consolidada en el apartado V-16: dispositivo de preseñalización de peligro (anexo XI: Señales en los vehículos).

  • Escrito directriz MOV 2022/03, por el que se define el proceso para la homologación y la certificación de señales V16 conectadas a la plataforma DGT 3.0.

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Javier Montoro

Nació en Valencia, España, en 1994. Antes siquiera de empezar a andar, ya mostraba mucho interés por las cuatro ruedas, algo en lo que, sin duda, le influyó su abuelo, gran entendido y apasionado de esta estupenda cultura. Le regaló un Arias-Paz con 10 años. Seguir leyendo...

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