La segunda bajada de precios, en este año, de Tesla, que ha situado al Tesla Model 3 por debajo de los 33.000€ después de incentivos y ayudas del Plan MOVES, es un síntoma. Como también lo es el hecho de que en los últimos meses hayamos visto el aterrizaje en el mercado europeo de eléctricos que, como el MG 4, ya han conseguido equiparar sus precios con los de sus alternativas diésel y gasolina.
La industria europea está preocupada. El mercado se está preparando para la llegada de toda una serie de vehículos eléctricos que, ya sea por el perfeccionamiento de la ingeniería que están alcanzando marcas como Tesla, o por el menor coste de producción y el acceso directo a la tecnología de los fabricantes en China, van a situarse en una posición mucho más competitiva que la de los eléctricos de las marcas tradicionales y, sobre todo, que la de los eléctricos fabricados en este nuestro Viejo Continente.
La llegada de eléctricos más asequibles debería ser una buena noticia, para nosotros, los conductores europeos. Pero la amenaza se cierne sobre los trabajadores, los de una industria del automóvil que, en el caso español, representa un 11% del PIB y mantiene decenas de miles de puestos de trabajo directos e indirectos. ¿Tocará elegir entre coches eléctricos y accesibles, o defender la industria europea? ¿Será un adiós a la esperanza de los coches eléctricos baratos y para todos los públicos?
Volkswagen ID.2 All, anticipo de un futuro Volkswagen eléctrico en el entorno de los 25.000€.
La esperanza de coches eléctricos baratos y para todos los públicos
Olvidémonos por un momento del caso de Tesla, que partiendo de un precio próximo a los 33.000€, tras la aplicación de las ayudas del Plan MOVES, sigue estando en un rango de precios que supera en casi 10.000€ al precio medio del coche nuevo que en estos momentos estamos comprando los españoles. El caso del MG 4 sí que debería ser un buen ejemplo de lo que el desembarco en Europa de coches fabricados en China debería suponer para los compradores. Con un precio de 20.480€, después de las ayudas del Plan MOVES, se puede decir que el MG 4 más económico en estos momentos está por debajo del precio medio del coche nuevo que se está vendiendo en España.
La industria europea ya se ha propuesto lanzar al mercado coches eléctricos para todos los públicos, como es el caso del Volkswagen de los 25.000€. Pero la única certeza que tenemos en estos momentos es que, los únicos que van a poder ofrecer eléctricos a precios comparables a los de sus homólogos diésel y gasolina, en el panorama actual, serán aquellos que produzcan sus eléctricos en China, donde se estima que producir un eléctrico tiene unos costes inferiores en un 20% que hacerlo en Europa o Estados Unidos.
La industria da por hecho que, de alguna u otra forma, se introducirán trabas para los eléctricos fabricados en China. Sin ir más lejos, el propio William Li, CEO del fabricante de eléctricos chino NIO, reconocía que «con el aumento de las exportaciones [chinas], el proteccionismo del mercado se impondrá» (Automotive News). Y la introducción de aranceles que graven a los coches no fabricados en Europa, o incluso en concreto a los fabricados en China – lo cual podría implicar una confrontación directa con las autoridades chinas, con todo lo que ello conlleva – «son una realidad que tendremos que asumir», apuntaba Li.
MG4 Electric, un coche eléctrico fabricado en China disponible a precios – después de ayudas – similares a los de sus rivales gasolina y diésel
Con los aranceles a los eléctricos chinos se esfumaría la esperanza de muchos de ver en el mercado una oferta razonable de coches eléctricos baratos y para todos los públicos. Aunque esta no sea la única fórmula que se esté explorando.
La patronal del automóvil francesa, la Plateforme de la filière automobile (PFA), proponía estos días otra solución, la de limitar las ayudas y los incentivos – en España es el Plan MOVES, que incluye bonificaciones de hasta 7.000€ a la compra de coches eléctricos – a vehículos eléctricos Made in Europe (Reuters). Esta solución no sería ni mucho menos inédita, ni desconocida, y replicaría la de algunas medidas que se han tomado ya en Estados Unidos con la Inflation Reduction Act (IRA).
Sea como fuere, el debate está abierto en la Unión Europea. Y cualquier decisión que se tome tendrá que valorar, con todos sus pros, y todos sus contras, qué medida tomar, en perjuicio o favor de la industria o de los consumidores.
