La movilidad eléctrica es la clave para un futuro libre de emisiones. Es importante para frenar el cambio climático y por eso se han puesto restricciones, por ejemplo, la fecha para dejar de comercializar coches ICE en Europa. Pero claro, es difícil querer que la mayoría de la población mundial se haga con un coche eléctrico cuando las infraestructuras de carga son insuficientes.
Colas de 90 minutos en un supercargador de Brooklyn
Probablemente ya hayas visto algunas fotos de largas colas de Teslas esperando para recargar sus baterías. Pero es que, esto pasa de verdad. Un ejemplo es en Coney Island, Brooklyn, allí hay un supercargador de Tesla en cual hay colas de 90 minutos para poder recargar el coche, más luego el tiempo que tarda en recargarse el coche.
Podrían ir a otras estaciones de carga, sí. Pero sigue habiendo un problema y es que las otras estaciones de carga cercanas siguen teniendo los mismos tiempos de espera y por si fuera poco esas, o son de pago, o se encuentran a 40 minutos o 1 hora de distancia.
Afecta a los taxistas y conductores de Uber
Claro en una ciudad como Brooklyn, Nueva York, no es raro que la gran mayoría del tráfico sean taxis o Uber. Y estos conductores sin duda son unos de los más afectados, ya que su trabajo consiste básicamente en llevar a personas de un lado a otro en el coche. Obviamente para eso, necesitan tener la batería cargada.
Y no, usar coches de combustión interna no es la alternativa. Nueva York ha puesto límites a la cantidad de coches de servicios de transporte como Uber, exigiendo además que esos coches sean eléctricos. Osea que cualquiera que trabaje en Uber debe tener un coche eléctrico sí o sí.
Hay que destacar que es una medida lógica teniendo en cuenta todo el tráfico que debe haber en Nueva York y por tanto, la elevada cantidad de CO2 diaria que se debe emitir a la atmósfera. El problema no es ese, el problema es que el número de infraestructuras de carga que hay en el ciudad siguen siendo escasas. Al final, las ganancias que puede obtener un conductor de Uber son menores ya que tiene que hacer una cola de hora y media para después cargar su coche durante 30 minutos. Eso es tiempo que el conductor podría estar cobrando.
¿Y en España?
En España hay unos 22.760 cargadores de acceso público. El problema es que casi una cuarta parte de esos cargadores están en fuera de servicio. Para ser más exactos hay 6.704 puntos de recarga que no están funcionando.
Claro, si Europa o más concretamente España, quiere que su población cada vez tengan más coches eléctricos y dejen atrás los de combustión interna, es imprescindible que las infraestructuras aumenten a la vez y no solo que aumente, que funcionen también. Si no, lo que pasará es que, como en Brooklyn, tendremos que hacer colas de 90 minutos para cargar el coche.
Y esto es muy probable que suceda ya que muchas personas no tienen un garaje donde poder poner un cargador para el coche. Lo único que les queda es poder cargar el coche en un punto de carga, y tener que echar dos horas para cargar el coche no es que sea muy agradable.
Ahora mismo ya debería haber unos 45.000 puntos de carga, vamos, el doble de los que hay ahora. Está claro que si queremos una movilidad eléctrica, la instalación de puntos de recarga deberá acelerar o el recargar nuestro coche se convertirá en un problema.