En 2035 dejarán de venderse coches con motor de combustión interna. La Unión Europea prohibirá, de facto, la venta de coches diésel y gasolina. La Comisión Europea ya ha propuesto una fecha para dejar de producir y comercializar vehículos con motor de combustión interna en Europa.
La Comisión Europea ha llegado a un acuerdo para que las ventas de coches con motor de combustión interna cesen en 2035. El anuncio oficial se producía el 14 de julio, con motivo de la presentación del paquete climático Fit for 55 y el llamado Pacto Verde Europeo.
La Unión Europea quiere garantizar la neutralidad de carbono en 2050. Y para ello se ha propuesto una reducción de gases de efecto invernadero del 55% en 2030, con respecto a 2021. La automoción será, sin lugar a dudas, uno de los sectores sobre los que se exigirá un mayor esfuerzo para alcanzar la neutralidad.
Poniendo fecha al fin del diésel y la gasolina
Como os venimos contando desde hace años, la Unión Europea lleva tiempo proponiendo objetivos de reducción de emisiones para la industria del automóvil que cada vez son más estrictos, y próximos en el tiempo y que, en última instancia, desembocarán en el fin de las ventas de diésel y gasolina, de coches de combustión interna, e incluso en la prohibición de su circulación.
En 2018 se propuso el objetivo de reducir las emisiones de CO2, de los turismos nuevos vendidos en la Unión Europea en 2030, en un 37,5% con respecto a 2021. Con este objetivo de reducción de emisiones se dibujaba un panorama en el que, necesariamente, el grueso de las ventas de automóviles en la Unión Europea deberían estar copadas por coches eléctricos – ya sean de baterías o hidrógeno – e híbridos enchufables, dejando muy poco margen para la gasolina y el diésel, para unos motores de combustión interna en los que la técnica difícilmente podría avanzar lo suficiente para alcanzar reducciones de emisiones tan importantes.
Ante el temor de que el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono en la Unión Europea en 2050 no se alcance, la Comisión Europea ha establecido un objetivo mucho más ambicioso, el de cesar la venta de cualquier automóvil que no sea eléctrico – insistimos, de baterías o hidrógeno – en 2035.
El fin de la combustión interna en Fit for 55
El paquete de medidas medioambientales Fit for 55 no solo afecta a la industria del automóvil, sino a toda la economía y la actividad de la Unión Europea, que aspira a reducir las emisiones de CO2 de los miembros comunitarios en un 55%, con respecto a este año, y a alcanzar la neutralidad en 2050. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha calificado este proyecto como «la llegada del hombre a la Luna» de la Unión Europea (Financial Times).
Hablamos de un proyecto complejo y, sin duda, costoso. La Unión Europea ha dispuesto de los fondos Next Generation EU, destinados a la recuperación de la economía de las consecuencias de la pandemia, pero también a transformar el modelo energético e industrial. España ha presentado su primer Plan Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) del vehículo eléctrico y conectado.
Volkswagen ha anunciado también que levantará una «gigafábrica» de baterías en España, que estará parcialmente sufragada por los fondos del PERTE VEC y cuya inversión total y localización exacta aún no ha sido revelada. El Gobierno espera que por cada euro de inversión pública en estos proyectos se inviertan aproximadamente cuatro euros de capital privado.
Apretar, sin ahogar, a la industria del automóvil
Como os decíamos, el proyecto de reducción de emisiones de la Unión Europea supondrá una ingente inversión por parte de los estamentos públicos, pero también por parte de los fabricantes. Volkswagen, por ejemplo, lleva tiempo asegurando que este proyecto de transición hacia el coche eléctrico es tan importante, o más, que la transición vivida por la marca alemana en el paso del Volkswagen Beetle, al Golf.
Se ha llegado a un acuerdo para cesar las ventas de coches con motor de combustión interna en 2035, pero sin objetivos vinculantes, se deja la puerta abierta a posibles moratorias. La Comisión Europea dejaría abierta una puerta para flexibilizar sus exigencias, y modificar los plazos si los fabricantes de automóviles no son capaces de alcanzar sus objetivos. También se vislumbra la posibilidad de que venta de vehículos de combustión interna pueda seguir produciéndose más allá de 2035, aunque bajo una casuística particular, por ejemplo la de la producción de combustibles sintéticos CO2 neutrales.
El proyecto de Pacto Verde Europeo también abre un nuevo mercado de emisiones. La Unión Europea es consciente que los objetivos de reducción de emisiones propuestos podrían no cumplirse, en los plazos propuestos, en algunos de los países miembros de la Unión, y en diferentes industrias. El mercado de emisiones permitiría que aquellos que superen holgadamente los objetivos puedan vender derechos de emisiones a aquellos países e industrias que no alcancen el objetivo. Ese mercado de emisiones, a su vez, sufragaría un fondo social climático, que reservaría un 20% de los ingresos en el apoyo a la transformación que requiere la industria del automóvil y también los hogares europeos.