¿Cómo sobrevivirán los modelos de combustión? Es complicado responder a esta pregunta teniendo en cuenta que el futuro del motor apunta a una era plenamente eléctrica. El futuro se ha teñido (aún más) de negro desde que Bruselas apareció para por límites, también a los e-fuels. ¿Queda esperanza? Sí: se llama diésel parafínico y puede salvar al diésel de su muerte en 2035.
¿Qué es el diésel parafínico? Conocido también como diésel renovable, verde o HVO (Hydrotreated Vegetable Oils) es un combustible de reciente desarrollo. Está hecho a partir de materiales biológicos residuales, de desechos o de bioaceites entre los que encontramos aceites vegetales, de algas, de la pirólisis o las grasas animales.
¿De dónde se extrae? De la colza o de residuos orgánicos como el aceite de cocina usado o el serrín de las explotaciones forestales. Usando estos materiales biológicos y de desecho es como se obtiene su máximo beneficio ambiental: eso sí, debe cumplir la normativa europea EN 15940.
Según informa el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico entra dentro de la clasificación de los crudos, que son mezclas complejas de hidrocarburos con pesos y estructuras moleculares diversas. Podemos encontrar tres grupos químicos principales: parafínico, nafténico y aromático. En ellos podemos hay desde sustancias simples altamente volátiles hasta ceras complejas y compuestos asfálticos. Además, pueden combinarse con oxígeno, nitrógeno, azufre, vanadio, níquel, sales minerales… en distintas proporciones.
¿Qué es la hidrogenación?
¿Cómo llega el diésel parafínico hasta el motor de tu coche diésel para convertirse en su salvación? A través de la hidrogenación, un proceso en el que se da una reacción que se lleva a cabo con hidrógeno: esta operación transforma este elemento eliminando el oxígeno de los triglicéridos que hay en las grasas vegetales o animales. El resultado contiene hidrocarburo de parafina (el nombre técnico de los alcanos), dióxido de carbono y agua.
Al estar libre de azufre, contar con un elevado un índice de cetano y ser aromáticos, estas mezclas de hidrocarburos parafínicos son parecidas a las del diésel convencional. Algo que posibilitaría su uso en las mecánicas adaptadas para ello: una compatibilidad que haría posible que los coches diésel sobrevivieran en plena era eléctrica y, por lo tanto, más allá de 2035.
Diésel parafínico: sus dos grandes ventajas
El diésel parafínico tiene a su favor dos grandes ventajas. La primera de ellas es que se puede mezclar en cualquier proporción: durante el proceso de hidrogenación las refinerías de petróleo pueden combinar este hidrocarburo con combustibles derivados del petróleo, con otros biocombustibles derivados de aceites vegetales que sean del mismo tipo o pueden producir diésel renovable para usarlo directamente.
La segunda ventaja es que, según informan marcas que ya han apostado por él, el diésel parafínico podría reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) entre un 70 y un 95% si lo comparamos con el diésel convencional.
Volkswagen y el diésel parafínico
En Wolfsburgo han apostado por seguir desarrollando su gama de motores de combustión para responder a las diferentes necesidades de sus clientes. Todos los modelos de Volkswagen que han sido entregados desde junio y emplean motores de cuatro cilindros TDI podrían utilizarse con diésel parafínico. Y es que este tipo de biocombustible ya está disponible en el mercado y, según la marca alemana, es probable que su presencia aumente entre un 20 y un 30% en el mercado energético durante los próximos diez años para el transporte por carretera en Europa.