SpaceX desarrollará una tecnología de combustible sintético para cohetes producido captando CO2 del aire. La solución propuesta por la compañía de Elon Musk pretende buscar alternativas para conseguir lanzadores más «sostenibles». Alternativas muy parecidas a las que os venimos detallando en los últimos meses, con una serie de reportajes en los que abordamos el desarrollo de combustibles sintéticos como solución para descarbonizar el transporte, preservar la combustión interna y, por ende, el diésel y la gasolina.
El presente reportaje es el primero de una serie de artículos publicados en los últimos meses en los cuales abordamos la tecnología de los combustibles sintéticos neutrales, como una posible alternativa al proceso de descarbonización de la industria del automóvil iniciado con el coche eléctrico, de baterías, y de hidrógeno. Analizando por qué algunos fabricantes están apostando por esta solución, cómo podría contribuir a la descarbonización del automóvil y por qué existen muchas dudas al respecto de su viabilidad.
Contenido
- (I) La solución que permitirá seguir vendiendo diésel y gasolina en 2035
- (II) El proyecto de Porsche
- (III) La visión de Bosch y las consecuencias para el empleo
- (IV) El proyecto de Mazda, Subaru y Toyota en Competición
- (V) Descarboniza, pero también contamina
Elon Musk ha hecho este anuncio, como viene siendo habitual, desde sus redes sociales. Y apunta a un proyecto en el que, inicialmente, se pretende investigar alrededor de la captación de CO2 de la atmósfera y la producción de combustibles sintéticos.
Naturalmente, Elon Musk y SpaceX son conscientes de la problemática que rodea a los viajes espaciales, que genera una ingente cantidad de emisiones contaminantes y de gases de efecto invernadero en cada lanzamiento a la órbita baja. Ahora bien, ¿es una solución factible?
Los viajes espaciales, contaminantes pero necesarios
Los motores de los lanzadores espaciales, que ponen en órbita satélites, y han realizado y realizan misiones de aprovisionamiento y transporte de astronautas a estaciones espaciales, como la Estación Espacial Internacional, la Tiangong china, o la antigua Mir rusa, que fue destruida controladamente en 2001, emplean combustibles sólidos y líquidos, siendo los más comunes los últimos, y los empleados por SpaceX, por su eficiencia y seguridad.
SpaceX lleva a cabo misiones de aprovisionamiento y transporte de pasajeros a la Estación Espacial Internacional, así como el despliegue de satélites, incluidos los de la constelación Starlink, mediante lanzadores Falcon 9. Estos lanzadores emplean motores Merlin, que funcionan con propelente de cohetes que, en esencia, es un combustible derivado del petróleo similar al queroseno que utiliza la aviación.
Los lanzadores Falcon Heavy, que pretenden incrementar notablemente la carga útil que se puede trasladar a la órbita baja en cada lanzamiento, e incluso realizar misiones tripuladas a la Luna o Marte, emplean 27 motores Merlin. Un lanzador Falcon Heavy lleva a la combustión 400 toneladas métricas de propelente de cohetes en unos minutos, generando unas emisiones de CO2 que se estiman comparables a las que emitiría un automóvil en circulación durante más de dos siglos (Los Angeles Times).
A día de hoy es difícil negar los beneficios que la carrera espacial ha proporcionado a la humanidad. Las misiones espaciales, por otro lado, realizan lanzamientos puntuales y su repercusión en las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por la actividad humana es, sencillamente, mínima, por no decir insignificante.
Pero la cada vez mayor preocupación medioambiental, de la cual ha hecho gala Elon Musk a lo largo de los últimos años, y la frecuencia cada vez mayor de los lanzamientos, han puesto de relieve el coste medioambiental de los lanzamientos y están propiciando que la industria busque ya alternativas. El objetivo, hecho público por el propio Elon Musk, era de 48 lanzamientos anuales para este mismo año, disponiendo de autorización para realizar hasta 54 lanzamientos de Falcon 9 y otros 10 de Falcon Heavy.
De ahí que buscar alternativas, como la producción de propelente para cohetes neutral, en el que el CO2 emitido en los lanzamientos ya haya sido compensado con la captación de CO2 en la producción del combustible, sea una prioridad para SpaceX.
El problema de los combustibles sintéticos neutrales es exactamente el mismo que afrontará ahora el proyecto de SpaceX. La captación de CO2 para producir combustibles se encuentra en fase experimental, es un proceso tremendamente costoso y existen grandes dificultades para alcanzar producciones en volúmenes industriales. El alto coste que ya de por sí tienen los lanzamientos espaciales y lo limitado, en número, de los lanzamientos, nos hacen pensar que estos escollos sí pudieran ser salvables y que por ende fuera viable comenzar a realizar lanzamientos con propelentes neutrales.
Pero las leyes de la física siguen siendo una barrera importante. Los propelentes para cohetes son una ingente fuente de energía, con una densidad muy superior a la de los combustibles que utilizamos habitualmente, por ejemplo en nuestros coches. Y el proceso de captación de CO2 y sintetización de combustibles sigue siendo poco eficiente. De manera que para producir el propelente necesario para un lanzamiento, que requiere una cantidad de energía inmensa para conseguir que el lanzador consiga propulsar la carga útil a una velocidad suficiente para vencer a la fuerza de la gravedad terrestre, se requiere una energía muy superior que, para alcanzar la neutralidad de carbono, debería obtenerse de renovables.
El proyecto de SpaceX, en cualquier caso, resulta de lo más interesante. Y pone de relieve cómo los combustibles sintéticos neutrales tienen futuro, o al menos deberían ser una opción muy a tener en cuenta, sobre todo en aquellos sectores que, como el espacial, o la aviación, aún no pueden hallar soluciones completamente libres de emisiones de CO2, como sí pueden hallarse en la industria del automóvil con eléctricos de baterías y pila de combustible.
Contenido
- (I) La solución que permitirá seguir vendiendo diésel y gasolina en 2035
- (II) El proyecto de Porsche
- (III) La visión de Bosch y las consecuencias para el empleo
- (IV) El proyecto de Mazda, Subaru y Toyota en Competición
- (V) Descarboniza, pero también contamina
El presente reportaje es el primero de una serie de artículos publicados en los últimos meses en los cuales abordamos la tecnología de los combustibles sintéticos neutrales, como una posible alternativa al proceso de descarbonización de la industria del automóvil iniciado con el coche eléctrico, de baterías, y de hidrógeno. Analizando por qué algunos fabricantes están apostando por esta solución, cómo podría contribuir a la descarbonización del automóvil y por qué existen muchas dudas al respecto de su viabilidad.