Toyota fue uno de los primeros grandes fabricantes en popularizar sus híbridos en las calles de todo el mundo. Cuántos Toyota Prius habremos visto convertidos en taxis. Sin embargo, la compañía japonesa no lo ha tenido tan claro con el paso al modelo 100% eléctrico. Y sigue en el mismo camino, porque de nuevo se ha posicionado a favor de los motores de combustión gasolina y diésel y de otras opciones de movilidades alternativas a los eléctricos y las baterías, aunque sin perder de vista estos últimos.
Toyota y los coches eléctricos
Toyota no tiene claro que los coches eléctricos sean la gran solución a la movilidad, y eso está más que claro. Apostaron muy fuerte y con éxito por el modelo híbrido, y también han sido de los primeros en contar con un coche con motor de pila de combustible. La compañía siempre ha sido pionera en innovación en el mundo del motor y no ha sido menos con la cuestión de la motorización. Pero, al igual que ocurre con un importante grueso de la población, no está del todo convencida con el coche eléctrico como tal.
Ha sido el vicepresidente de ventas y marketing de Toyota Australia, Sean Hanley, el que ha comentado sobre la cuestión de si ellos son «anti coches eléctricos», explicando que efectivamente no lo son, y que de hecho están trabajando a fondo en esa categoría de vehículo, que quieren ser protagonistas. Pero ha dejado alguna frase que es oro.
Toyota «solo está siendo realista»
Así de claro ha sido Hanley: «Hay quien interpreta que Toyota es anti coches eléctricos. No lo es. Solo está siendo realista». Concretamente ha dicho que Toyota no cree que los coches eléctricos vayan a ser una «bala de oro» o una solución definitiva al problema de las emisiones contaminantes.
No le quita relevancia al papel de los coches eléctricos en esta transición, pero sí deja claro que la estrategia de Toyota es diversificar su apuesta por coches menos contaminantes. Y esto implica también vehículos con motor de combustión de gasolina y diésel, que pueden tener futuro con el desarrollo de los biocombustibles o e-fuels, o los combustibles sintéticos.
Explica que son los usuarios y el mercado los que determinan cuál será el futuro, y no los fabricantes. Serán los compradores y los usuarios los que, con el uso que van a hacer del vehículo, determinarán cuál es el tipo de coche del futuro. Está claro que debe ser un vehículo menos contaminante, pero no necesariamente tiene que ser un coche eléctrico con batería.
Por último, ha recordado algo importante que debería aplicar cualquier marca: «Corresponde a cada fabricante lanzar modelos que respondan a lo que los usuarios buscan. Ese es nuestro trabajo».
Cómo entender las palabras de Toyota
Es una realidad que los coches eléctricos parecen el futuro, pero también lo es que plantean problemas y obstáculos que todavía no tenemos claro cómo superar: el reciclaje de las baterías, la autonomía, cómo enfrentarse al frío, la demanda de energía, los puntos de carga necesarios, el uso de metales críticos y tierras raras.
Si bien es cierto que quizás aparezcan soluciones para estos problemas, también podrían encontrarse soluciones a los obstáculos que se han encontrado en otras tecnologías como el hidrógeno, los biocombustibles, o la pila de combustible, que conviertan a estos en una opción más conveniente.
No porque la inmensa mayoría de los coches que se vayan a lanzar al mercado en los próximos años sean modelos eléctricos, eso implica que sean realmente lo que el usuario necesita.
Todas las marcas tienen planes paralelos con otro tipo de tecnologías de propulsión y están trabajando en ello. La única diferencia entre Toyota y las demás es que esta es realista a la hora de expresarlo. Y lo más curioso es que, en realidad, lo que afirma Toyota es lo que pensamos la mayoría: los coches eléctricos parecen el futuro, pero todavía plantean muchas dudas que hay que resolver.