El aluvión de vehículos eléctricos que están llegando en los últimos años, las restricciones cada vez mayores para la gasolina y el diésel y, en general, la idea de transición energética y hacia el coche eléctrico que se nos está transmitiendo parece apuntar inexorablemente a un único destino, cambiar vehículos contaminantes, por vehículos nuevos sin emisiones contaminantes. ¿Pero es esa la única opción?
El retrofit es el arte de transformar un vehículo antiguo, para actualizarlo resolviendo problemas como la emisión de gases contaminante. Se puede aplicar para incorporar sistemas anticontaminación modernos en coches antiguos, para adaptar un motor de combustión interna para que funcione con hidrógeno o, incluso, para acabar con el motor de combustión de un vehículo y hacer que sea un coche cero emisiones.
El futuro también es transformar a los diésel en vehículos de hidrógeno, con pila de combustible.
De diésel, a pila de combustible de hidrógeno
Ricardo es una de las compañías, de ingeniería y consultoría, más importantes de la industria del automóvil. Y acaba de presentar un proyecto por el cual están transformando vehículos diésel, en vehículos cero emisiones, alimentados por hidrógeno y empleando pila de combustible.
Este proyecto ya ha transformado un autobús de dos plantas, de la compañía Stagecoach North East, que opera en el norte de Reino Unido, que ha pasado de ser diésel a emplear una pila de combustible, prescindiendo de su motor diésel. La pila de combustible permite transformar el hidrógeno en energía eléctrica, que a su vez alimenta un motor eléctrico y permite a este autobús moverse sin emisiones locales.
El objetivo de este proyecto es transformar un total de 150 autobuses hasta 2024. Y la gran ventaja, sin duda, que el coste de la adaptación – que ni mucho menos es barata – es aproximadamente la mitad de un autobús nuevo de cero emisiones. De esta forma, esta operadora de líneas de autobús ha conseguido reducir a la mitad el coste de la necesaria transformación de su flota diésel en una flota cero emisiones.
La transformación de un vehículo de gran tonelaje, de diésel, a hidrógeno, es relativamente sencilla y, como vemos, además es rentable. La transformación implica sustituir depósitos de gasóleo, por tanques de hidrógeno presurizado; eliminar el motor de combustión interna, e incorporar motores eléctricos; instalar sistemas auxiliares, como la pila de combustible, baterías, transformadores, etcétera…
Por desgracia, el proceso para transformar turismos en vehículos eléctricos, de baterías, o pila de combustible, suele ser mucho más complejo y costoso. Y aunque hemos visto que es posible transformar un viejo diésel o gasolina en eléctrico, los proyectos que han surgido al albor del retrofit, de momento distan mucho de aplicarse en transformaciones masivas de diésel y gasolina en eléctricos.