Desde hace un año venimos hablando de una fecha, 2035, el año en que se prohibirán las ventas de automóviles diésel y gasolina y en el que la única posibilidad de comprar un coche nuevo será comprar un coche eléctrico. Pero lo cierto es que, hasta hoy, no existe ninguna norma comunitaria vinculante que obligue a los estados miembros a prohibir las ventas de coches con motor de combustión interna. Pero eso cambiará muy pronto.
El Parlamento Europeo votará hoy mismo la propuesta por la cual los miembros de la Unión Europea estarán obligados a prohibir las ventas de diésel y gasolina en 2035. Propuesta que, sin lugar a dudas, saldrá adelante, por gozar con un amplio consenso, por parte de los estados miembros, los europarlamentarios e incluso buena parte de los fabricantes de automóviles europeos, que no solo han suscrito el compromiso de transformar todo su catálogo de productos en eléctricos en 2035, sino también, en muchos casos, adelantarse al objetivo europeo y cesar sus ventas de motores de combustión interna mucho antes.
En la apertura del debate que tuvo lugar en sesión plenaria ayer mismo, Frans Timmermans, Vicepresidente Ejecutivo de la Comisión Europea, destacaba la importancia de cesar las ventas de motores de combustión interna en 2035, con el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono total en 2050 y atendiendo al ciclo vital de un automóvil.
Como os decíamos, la propuesta de cesar las ventas de automóviles con motor diésel y gasolina – lo cual aplica también a híbridos e híbridos enchufables – saldrá adelante tras la votación de esta tarde, transformándose en compromiso vinculante para los estados miembros. Pero, en lo que respecta a la industria del automóvil, y a los conductores, aún hay muchos aspectos que han de concretarse para definir cómo ha de producirse esta transición y que llegarán de la mano de una miríada de enmiendas.
Entre los aspectos que tendrán que ir concretándose, y que aún están en juego, cabe destacar los siguientes:
- Finalizar los incentivos a los vehículos de cero y bajas emisiones, en tanto ya no servirán a su propósito original.
- Establecer metodologías de emisiones contaminantes que tengan en cuenta todo el ciclo vital de un automóvil, del pozo a la rueda, y que incluirían otras fuentes de emisiones, como los frenos, o los neumáticos.
- Estudiar el impacto de la transición hacia el coche eléctrico en el empleo, sobre todo en los sectores que ahora dependen del motor de combustión interna.
- Establecer hitos intermedios de reducción de emisiones de CO2 más ambiciosos, coherentes con la reducción total de 2035. Los fabricantes de automóviles podrían estar obligados a cumplir objetivos más ambiciosos y, por lo tanto, incrementar notablemente la proporción de coches eléctricos vendidos por cada coche con motor de combustión interna.
- Derogar las moratorias que permiten a algunos fabricantes de bajo volumen, con producciones inferiores a 10.000, o incluso 1.000 coches, estar exentos de los objetivos de reducción de emisiones de CO2.
- Eliminar los factores de conformidad que compensan las emisiones de CO2 más elevadas en vehículos con una mayor masa.