La Unión Europea no ceja en su empeño de acabar con la combustión interna en 2035 y el Parlamento Europeo ya ha respaldado que, para entonces, se prohiban las ventas de coches diésel y gasolina, con motor de combustión interna, lo que incluye híbridos e híbridos enchufables. De esta forma, todos los coches nuevos que se vendan en 2035 deberán ser necesariamente coches eléctricos, ya sea empleando baterías o hidrógeno y pila de combustible.
¿Y qué dice la industria al respecto? A pesar de que algunos fabricantes, sobre todo de la industria auxiliar, y algunos representantes de la industria del automóvil como ACEA, ya hayan advertido de los riesgos que implica esta medida, una parte de la industria se está posicionando a favor de cesar las ventas de automóviles con motor de combustión interna.
Y ese respaldo al objetivo de 2035 ha llegado también de Volkswagen.
Respaldo al fin de las ventas de diésel y gasolina
El Grupo Volkswagen representa a uno de cada cuatro coches que se venden en la Unión Europea. Entre Stellantis y el Grupo Volkswagen se reparten prácticamente la mitad del mercado europeo. Volkswagen tiene previsto reducir un 40% las emisiones de sus coches nuevos en 2030, con respecto a 2018, un objetivo que no solo viene impuesto por el plan del Grupo Volkswagen para electrificar toda su gama de productos, sino también por los umbrales de reducción de emisiones establecidos por la propia Unión Europea.
Volkswagen no solo ha respaldado la decisión de la Unión Europea de acabar con las ventas de diésel y gasolina en 2035, sino que también ha apuntado que esta es «la única forma, ecológica, tecnológica y económica, de remplazar a los motores de combustión interna tan rápido como sea posible».
En su comunicado, Volkswagen reconocía también que se trata de «un objetivo ambicioso, pero alcanzable».
El necesario compromiso de la Unión Europea
Volkswagen, en cualquier caso, no ha perdido la oportunidad de solicitar un mayor compromiso a la Unión Europea y sus estados miembros, que consigan que los «objetivos políticos estén apoyados por medidas políticas», por inversiones e incentivos que permitan «el suministro de celdas de baterías, una expansión más rápida de la infraestructura de carga y acelerar la transición energética».
En Alemania, Mercedes-Benz también ha acogido positivamente el objetivo de 2035, recordando que su plan es incluso más ambicioso y que están listos para que en 2030 su gama sea completamente eléctrica «en todos aquellos países en los que el mercado lo permita».