Los dirigibles pueden parecer algo del pasado, poco menos que una tecnología antediluviana. Pero para muchos pueden ser una de las soluciones más eficientes para realizar viajes de medio y largo recorrido. Tanto es así que Air Nostrum, aerolínea de vuelos regionales que opera decenas de conexiones entre ciudades españolas, ha anunciado que en 2026 estrenará la primera aeronave Airlander 10, un dirigible híbrido que promete vuelos con un impacto ambiental muy reducido, en comparación con las aeronaves tradicionales.
Air Nostrum recibirá la primera aeronave Airlander 10 en 2026, para seguir incorporando nuevos dirigibles híbridos en los siguientes cinco años. El objetivo de Hybrid Air Vehicles (HAV) pasa por comenzar a producir una versión de este mismo dirigible completamente eléctrica, que llegaría en 2030.
El objetivo de la aerolínea española es disponer, en concepto de leasing operativo, de hasta diez aeronaves.
Dirigibles híbridos para viajar por España
Como os decíamos, el dirigible Airlander 10 promete, sobre todo, una reducción de emisiones significativa, de hasta el 90% con respecto a los aviones utilizados tradicionalmente en estos trayectos. Pero pretenden alcanzar la capacidad de realizar viajes sin emisiones de CO2 en 2030, con una versión que dispondría única y exclusivamente de motores eléctricos.
Un dirigible como este dispone de un trabajo aerodinámico para mantener la sustentación, como sucede en un avión tradicional; también de un sistema para ganar altitud mediante gases, como en un globo aerostático; así como sistemas de rotores para el desplazamiento horizontal y el giro, similares a los de un helicóptero, siendo este último necesario sobre todo a baja altitud, en las maniobras de despegue y aproximación.
La segunda gran ventaja de un dirigible, más allá de su eficiencia, reside en su capacidad de despegue casi vertical. Un dirigible como este no requiere de un gran aeropuerto, sino de una superficie razonablemente plana, en tierra o en agua, con espacio suficiente para la aeronave y para las pertinentes maniobras.
Ahora bien, ¿dispondrán estos dirigibles de la aprobación y, sobre todo, la confianza de los viajeros? En el pasado hemos visto cómo los aviones de turbohélice empleados en algunos vuelos regionales se enfrentaban a la desconfianza, e incluso la indignación, de los viajeros (ver noticia en Faro de Vigo).
Desconfianza motivada, sobre todo, por el desconocimiento de que la tecnología de propulsión por turbohélice no necesariamente es peor, o anticuada, con respecto a los reactores empleados por los aviones de trayectos internacionales. De hecho, las aeronaves de turbohélice que se utilizan en Europa suelen ser más modernas y disponer de tecnologías más avanzadas que la mayoría de los vuelos a reacción, por turbofán, que operan en nuestro continente.
Uno de los grandes retos del Airlander 10 y de Air Nostrum será convencer a sus viajeros de las cualidades y, sobre todo, la seguridad, de este dirigible.
Por otro lado, Air Nostrum tendrá que definir muy bien las conexiones en las que será rentable, en coste y tiempo, el dirigible Airlander 10. La velocidad de crucero del Airlander 10 es de 130 km/h, significativamente más baja que la de un avión regional, como los CRJ200, CRJ900, CRJ1000 de Bombardier Aerospace y ATR 72-600 que opera actualmente Air Nostrum. Para salvar los 392 kilómetros de distancia que separan el aeropuerto de Barajas, en Madrid, del Aeropuerto de Sevilla, se necesitarían 3 horas a velocidad de crucero, a las cuales habría que añadir el tiempo requerido en las maniobras de despegue y aproximación, y el tiempo requerido para alcanzar la velocidad de crucero.
Aún así, si Air Nostrum consigue la capacidad de realizar vuelos a bajo coste, su precio, el ahorro de tiempo en controles y en protocolos de embarque, despegue, y aterrizaje, podría hacer que los vuelos en dirigible fueran una solución interesante para los viajeros, con una relación entre tiempo, confort y precio, favorable frente al tren de alta velocidad y los vuelos regionales.
Pero, sobre todo, los vuelos en dirigible podrían ser una solución excelente para comunicar ciudades que no disponen de aeropuerto o que están a una distancia significativa de un aeropuerto. Situación que, para ser honestos, en España no suele darse por la ingente inversión que se ha realizado en las últimas décadas para crear aeropuertos en la mayoría de las provincias.