El descubrimiento del fuego permitió a la humanidad controlar un elemento que no solo le ayudaba para protegerse del frío, y cocinar alimentos, sino también iluminarse, para protegerse de los depredadores, o para mantener la actividad durante la noche.
Un millón de años después, la humanidad investiga nuevas formas de iluminación que nos permitan evitar la dependencia de un suministro eléctrico continuo o un empleo energético despreciable. Nuevas soluciones que nos acerquen a una vida más sostenible y que son compatibles con otros grandes proyectos, como la transición energética hacia la renovables, o la transición de la movilidad hacia el coche eléctrico.
Y la respuesta, curiosamente, siempre estuvo ahí, en la naturaleza, y en la capacidad de ciertos organismos vivos de producir luz, la bioluminiscencia.
¿Pueden las bacterias transformar la imagen nocturna de las ciudades?
Aprovechar la bioluminiscencia de las bacterias
Desde Francia nos llega el proyecto de Glowee, una empresa que está desarrollando soluciones de bioluminiscencia para las ciudades. Su proyecto Glowpolis pretende implementar elementos de mobiliario urbano iluminados sin apenas suministro eléctrico, que estos días ya ha estado probándose en instalaciones públicas, como el centro de vacunación de Rambouillet, a 50 kilómetros de París (BBC).
Para ello, Glowee ha investigado el control de la bacteria Aliivibrio fischeri, que se encuentra en hábitats marinos, y que dispone de propiedades bioluminiscentes. Su proyecto está investigando con esta y otras bacterias, que por supuesto son inocuas para los humanos, y aplicando modificaciones – no genéticas – para mejorar su capacidad bioluminiscente (Interesting Engineering).
La tecnología de bioluminiscencia de Glowee es tan sencilla como contener las bacterias en una solución acuosa, en un receptáculo transparente, y proporcionarle oxígeno para activarla y que esta ilumine el entorno. En la práctica, el consumo requerido por esta solución bioluminiscente se limitaría al bombeo del agua para el suministro de oxígeno, proporcionar alimento a la bacteria y, por supuesto, el proceso para producir los dispositivos bioluminiscentes.
¿Tiene futuro la bioluminiscencia en el mobiliario urbano?
Como os decíamos, Glowee ya está probando su tecnología bioluminiscente en escenarios reales y en algunos elementos de mobiliario urbano. No obstante, su aplicación masiva aún requiere resolver grandes retos y estaría lejos de poder sustituir a la iluminación eléctrica de nuestras urbes. Retos como producir una iluminación más intensa y cubrir un mayor espectro de luz, que se limita al que ofrece la bacteria empleada. Para ello, como os decíamos, Glowee está investigando en modificaciones sobre las bacterias que no impliquen alterar sus genes.
Otro de los grandes retos es poder asegurar una iluminación constante. Las bacterias, como cualquier organismo vivo, son sensibles a la temperatura y, por lo tanto, su capacidad para iluminar se ve alterada en función de la meteorología.