Las consecuencias del fin de las ventas de coches diésel y gasolina, que la Unión Europea ha propuesto para 2035 en la transición hacia el coche eléctrico, van más allá de lo que nosotros, como conductores, ya estamos viviendo en nuestro día a día.
Desde hace tiempo, Bosch viene advirtiendo de las consecuencias que la transición hacia el coche eléctrico – y prescindir del diésel y la gasolina – puede tener en la industria del automóvil, centrándose en los proveedores. Para uno de los proveedores más importantes de la industria, como es Bosch, prescindir de la combustión interna significa cesar del suministro de infinidad de componentes que hoy en día emplean nuestros coches gasolina y diésel. De ahí que Bosch sea una de las marcas que ha defendido otras soluciones que preserven la combustión interna, como los combustibles sintéticos neutrales.
Pero ni mucho menos estamos ante el fin de la industria auxiliar y aún menos de un gigante como Bosch, dedicada también a las soluciones de energía, la tecnología industria y la ingeniería, que ya está apostando por la diversificación de su negocio y, sobre todo, por tecnologías necesarias para la transición energética.
La apuesta de Bosch por el hidrógeno
Bosch invertirá 500 millones de euros en tecnologías para la producción de hidrógeno mediante electrólisis. El objetivo de la empresa no es producir hidrógeno sino, en la línea de su modelo de negocio, desarrollar y comercializar los componentes y sistemas necesarios para las plantas de producción de hidrógeno. De manera que Bosch se convierte en el proveedor de confianza de aquellas empresas que apuesten por la producción de hidrógeno mediante electrólisis.
Los desarrollos de Bosch van desde los sensores necesarios en la producción de hidrógeno y su utilización como fuente de energía, hasta sistemas completos de pila de combustible y electrólisis. Sistemas que podrían emplearse en la industria para producir hidrógeno, pero también para utilizarlo, proponiendo soluciones como una pila de combustible que proporcione energía a cargadores de alta potencia para vehículos eléctricos.
Actualmente, el sector del automóvil, que la empresa engloba en lo que denominan el sector de Soluciones de Movilidad, supone un 58% del negocio de Bosch (según cuentas anuales de 2021). Una parte de los sistemas que proporciona Bosch a la industria del automóvil están estrechamente relacionados con la combustión interna, aunque también con todo tipo de dispositivos y sensores que, por supuesto, seguirán siendo necesarios para el coche eléctrico.
El segundo sector con más peso para Bosch es el de los bienes de consumo – desde herramientas y útiles varios, hasta electrodomésticos – que representa un 27% de su negocio. La tecnología industrial supone un 8% de su negocio y el segmento de energía y tecnología de edificios, en el que ahora se incluirá la inversión de 500 millones de euros para producir hidrógeno, un 7%.
Bosch espera que todo su catálogo de soluciones de hidrógeno esté disponible para sus clientes en 2025.