La Comisión Europea ha propuesto para consulta un proyecto de acto de ejecución que prohibiría la venta de calderas de gas en la Unión Europea a partir de septiembre de 2029. Esta propuesta forma parte de los esfuerzos de la Unión Europea por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y luchar contra el cambio climático.
Aunque es necesario aclarar que la UE no puede cantar victoria todavía ya que el sector del gas se está movilizando contra esta prohibición, argumentando que las calderas de gas son una fuente de energía fiable y eficiente. El sector también destaca que gracias a la tecnología es posible el uso de fuentes de gas más limpias, como las calderas de condensación, que pueden reducir significativamente las emisiones de carbono en comparación con las calderas más antiguas.
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Este es un sector con mucho movimiento, de hecho las ventas de este tipo de calderas han aumentado entre un 20 y un 30% ante la incertidumbre sobre esta posible prohibición. El sector del gas advierte de que una prohibición de estas calderas en el mercado europeo podría tener repercusiones negativas en la economía y supondría un peligro en lo que refiere a fuentes de empleo.
La propuesta de la Comisión Europea forma parte de la revisión de las normas europeas de diseño ecológico, y la prohibición formaría parte de los esfuerzos por reducir el consumo de combustibles fósiles. Los detractores de esta ley que prohibiría el comercio de calderas de gas en la UE sostienen que podría aumentar los costes para los usuarios ya que tendrían que invertir en sistemas alternativos, como bombas de calor o calderas eléctricas, cuya instalación y funcionamiento pueden resultar más caros.
También destacan que la infraestructura de gas existente requeriría importantes modificaciones, lo que supondría costes adicionales. Fuentes del sector argumentan que limitarse a una única opción tecnológica va en contra del objetivo último de descarbonización y que debería haber múltiples alternativas disponibles. En el bando contrario están los que aplauden esta norma, sostienen que es necesario acelerar la transición hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles para cumplir los objetivos de reducción de emisiones y limitar el calentamiento global.
Señalan que existen alternativas viables, como las bombas de calor y las calderas eléctricas, que pueden funcionar de forma eficiente y contribuir a la descarbonización del sector de la calefacción. El sector español de la calefacción reclama la adopción de medidas de eficiencia energética basadas en la modificación de viviendas para el uso de gases renovables, entre ellos el biometano, para alcanzar los objetivos de descarbonización en aras de la lucha contra el cambio climático propuestos por la Unión Europea para 2030.
La Asociación Española del Gas (Sedigas), la Confederación Nacional de Asociaciones de Instaladores y Fluidos (CONAIF), la Asociación de Fabricantes de Generadores y Emisores de Calor (FEGECA) y la Asociación de Distribuidores, Mayoristas y Almacenistas de Aire Acondicionado, Saneamiento y ACS (AMASCAL) consideran que el desarrollo y uso de gases renovables será fundamental para alcanzar este objetivo.
Esto se debe a su capacidad para potenciar la economía circular a partir de las infraestructuras existentes, sin necesidad de sustituir los equipos de los hogares.
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