Como si de oro se tratase, el Ejecutivo de Chile se va a implicar directamente en la extracción y la comercialización del que quizá sea su recurso natural más abundante, al menos si se compara con la proporción en la que se encuentra en el resto de regiones del planeta. Se trata del litio, uno de los minerales más demandados del mundo en la actualidad y un elemento estratégico para los sectores tecnológicos, especialmente el automovilístico.
Gestión “pública” para “proteger el mercado” y ser “el mayor productor” a nivel global
Chile sabe que es el país con más yacimientos de litio, también conocido como “oro blanco” por su altísimo valor en la presente década y de cara a las próximas. Es por ello que su Gobierno ha decidido nacionalizar su industria específica, tanto en términos de minería como de venta, para aprovechar una oportunidad que pocos más tienen e intentar convertirse, si no en una potencia económica, al menos en un territorio con capacidad de decisión geopolítica.
Sin embargo, el proteccionismo de Chile sobre el que seguramente es su bien más preciado sólo tiene sentido si se realiza, tal y como asegura Grabriel Boric (su presidente en 2023), a través de una asociación público-privada que garantice la competitividad y el beneficio o el progreso de la economía mundial, además de la estatal. Con todo, la realidad es que, aunque se hable de “nacionalización”, el litio chileno va a seguir estando controlado por dos operadores expertos extranjeros: la empresa china Tinqi (hasta 2030) y la compañía estadounidense Albemarle (2043).
Es decir, para la explotación de este metal blando que tanto se usa en las baterías de los coches eléctricos, Chile se va a apoyar indirectamente en dos países en plena guerra comercial y esto abre el debate de si realmente el Ejecutivo sudamericano tiene “la sartén por el mango” del recurso en cuestión o, sencillamente, es una especie de marioneta a la merced de sendas superpotencias. ¿Puede de verdad proteger su mercado o llegar a ser considerado el mayor productor de litio si este acaba en manos de otros?
Avidez de consumo en una carrera industrial. ¿Es posible garantizar el abastecimiento?
Abusen China y EE.UU. de Chile o no lo hagan (se van a revisar los acuerdos con las corporaciones mencionadas anteriormente para evitarlo), aquel país difícilmente va a volver a tener una ocasión como esta para continuar desarrollándose como uno de los líderes del hemisferio sur y enriqueciéndose, lo que debería traducirse en una mayor calidad de vida para sus habitantes si todo se hace correctamente (sobre todo, con transparencia).
Mientras tanto, las exportaciones de litio ya se han multiplicado por seis desde 2021, a razón de 40.000 toneladas anuales, con base en un incremento vertiginoso de la fabricación de vehículos eléctricos a una y otra orilla del Atlántico (y del Pacífico). Esta carrera industrial, que no para de acelerarse, podría convertirse en un drama si el mineral comienza a escasear o Chile decide dejar de perforar la cordillera de Los Andes, allá donde se encuentra más de la mitad de las reservas de litio de toda la Tierra. Dentro de sus fronteras, el 90% se halla en el salar de Atacama, un entorno natural protegido donde es crucial asegurar las buenas prácticas en pro de la biodiversidad y la salud del ecosistema.
