La COP28 (Conferencia de las Naciones Unidad sobre el Cambio Climático), celebrada en Dubái en diciembre de 2023, dio mucho de qué hablar, sobre todo en cuanto a la energía nuclear. Y es que 20 países acordaron multiplicar la capacidad de energía nuclear mundial para 2050. Sin embargo, hubo dos países que se negaron a formar parte de este objetivo, Alemania y España.
España rechaza la energía nuclear
Un reciente estudio realizado por Savanta (consultora de investigación de mercado), en el cual se han recopilado datos de más de 20.000 encuestados de 20 países diferentes, da a conocer qué países apoyan la energía nuclear y cuáles no, así como qué energía prefieren utilizar.
Después de recopilar datos, el estudio concluyó cuál es el país que más se opone al uso de la energía nuclear, España. Y es que, casi un 50% de la población rechaza totalmente el uso de esta energía, le siguen Japón y Brasil con un 40% de oposición. Mientras tanto, en países como China, Rusia, Emiratos Árabes Unidos o India, el apoyo es tres veces mayor que la oposición a esta energía.
Las preferencias de España: solar o eólica
El estudio también recopilaba información sobre qué otras fuentes de energía preferían, dando a elegir entre energía nuclear, solar, eólica, biomasa forestal y gas con captura y almacenamiento de carbono (CAC). En este caso, solo un 13% de los españoles entrevistados elegían la energía nuclear como fuente de energía.
Por otro lado, las energía que triunfaban entres los españoles eran la eólica, con un 23%, y la solar con un 49%. Hay que tener en cuenta que España es un país en el que hace mucho sol y por tanto se pueden aprovechar bien los parque solares que hay ahora mismo.
El estudio también incluye otra cuestión más y es la de la seguridad. Y es que, aunque muchos países apoyan la energía nuclear, a la mayoría (79%) les preocupa la seguridad de ésta, por ejemplo, a muchos les preocupa la contaminación que se puede generar con la producción de energía nuclear.
La energía nuclear no genera emisiones perjudiciales
A pesar de lo que muchas personas piensan, la energía nuclear no genera gases de efecto invernadero en su producción. Por eso mismo, en la COP28, mencionada al principio del artículo, apostó por multiplicar la energía nuclear mundial. Es una forma de usar diferentes energías que no generen gases para frenar el cambio climático.
Entonces, ¿cuál es el problema? Bueno, uno de los principales problemas de la energía nuclear es la gestión de residuos que se generan para producir la energía. Y es que, si estos residuos no son bien gestionados, permanecerán activos durante miles de años, y hay que destacar que son altamente radiactivos. Además, hay un alto riesgo de contaminación para el planeta y el medio ambiente si hay accidentes, como pasó en Chernóbil o Fukushima.
Y también hay que mencionar que, aunque no es una energía que emita gases, sigue sin ser una energía renovable, ya que se necesitan combustibles muy concretos, como el uranio que, aunque es fácil de conseguir, no se regenera por sí solo.
Todas estas cuestiones son las que llevan a plantearnos si realmente deberíamos apostar por la energía nuclear, o si por lo contrario es mejor impulsar aún más las energías renovables.