La Unión Europea tiene sobre la mesa una propuesta para clasificar el litio como una toxina reproductiva de Categoría 1A, según apuntan en Automotive News Europe. Si, tras la revisión, Bruselas le da luz verde, podría convertirse en un serio problema para la floreciente industria europea de coches eléctricos. Los productores de baterías y litio ya han alzado la voz.
Tal y como informa El periódico de la Energía, las primeras propuestas se presentaron a finales de marzo y, actualmente, la Comisión Europea las está revisando para publicar el primer borrador de la norma en el último trimestre de 2022 (octubre-diciembre).
Más caro
Si sale adelante, algunos compuestos del litio pasarían a estar incluidos en la categoría más alta de toxinas reproductivas y de desarrollo. Se convertirían, entonces, en “sustancias de gran preocupación” como las toxinas mutagénicas y cancerígenas graves que Europa quiere eliminar gradualmente mediante la limitación de su uso. Llegarían, entonces, las restricciones, los problemas administrativos, la gestión de riesgos…
Hay que aclarar, eso sí, que esta clasificación no impediría emplear litio: incrementaría el coste de su uso. ¿La razón? El impacto que tendría en la cadena de suministro de baterías: extracción de litio, procesado, producción de cátodos y reciclaje.
El futuro de los coches eléctricos
Es inevitable pensar en las consecuencias que esta decisión tendrían en varias industrias, entre las que se encuentra la del motor. Hoy en día, Europa depende de las importaciones de litio para abastecer su producción de coches eléctricos: el carbonato y el hidróxido de litio juegan un papel clave en el suministro de materias primas necesarias para dar vida a sus las baterías. Si acaban clasificándolos como tóxicos, esa dependencia se disparará.
No será lo único que se incremente. Una subida en el precio de los materiales y la creación de cuellos de botella en la cadena de suministro amenazarían el despegue definitivo de los coches eléctricos. Y es que la decisión de la Unión Europea llegaría, justo, cuando el ‘Viejo Continente’ trabaja para crear una industria local de litio que elimine esa subordinación a las importaciones.
Europa como productora de litio
El objetivo de Europa es, según Rystad Energy, representar el 8,3% de la producción mundial de litio en 2025. Si la UE califica el litio como tóxico puede estigmatizar el uso de los materiales y reducir la inversión en el sector de los vehículos eléctricos.
Se convertiría, además, en un enorme obstáculo para el desarrollo minero y para la llegada de nuevas inversiones porque la calificación podría imponer costes más altos a los compradores y reducir los márgenes de los productores, algo que dificultaría esa inyección económica. Y todo esto sin tener en cuenta la pérdida del apoyo local a la construcción de más minas de litio.