El hidrógeno parece el futuro si se quiere conseguir una fuente de energía limpia que pueda actuar de forma similar al gas, sin tener las limitaciones de las renovables respecto a la dependencia de las condiciones ambientales. Sin embargo, hablar de hidrógeno no significa hablar siempre de energía limpia. Y es que para producir 95 millones de toneladas de hidrógeno, hemos producido nada menos que 900 millones de toneladas de CO2.
El hidrógeno no descarboniza por sí mismo
Aunque la palabra hidrógeno está asociada a una generación de energía limpia, lo cierto es que esto no tiene por qué ser necesariamente así. De hecho, así lo demuestran las últimas cifras del informe de hidrógeno global 2023 de la Agencia Internacional de la Energía.
Concretamente, más del 99% de hidrógeno producido en el 2022 era hidrógeno sucio, o lo que es lo mismo, hidrógeno producido a partir de combustibles fósiles. Y aquí está la clave, en cómo se produce el hidrógeno.
La producción del hidrógeno puede no ser limpia
Una de las principales ventajas del hidrógeno es que como fuente de energía no produce emisiones. Tanto en los vehículos con pila de combustible, como al utilizar el hidrógeno como sustituto del gas natural, este no emite gases de efecto invernadero a la atmósfera como consecuencia negativa.
No obstante, la producción de hidrógeno sí puede producir dichas emisiones de efecto invernadero. Dependiendo de cómo se produzca, podemos estar hablando de hidrógeno azul o hidrógeno marrón, o podemos estar hablando de hidrógeno verde, que sí es efectivamente limpio.
Las últimas cifras hablan de más de un 99% de hidrógeno sucio producido, por lo que menos de 1% del hidrógeno que se produce proviene de un proceso que usa energías renovables o limpias para dicho proceso.
Y lo peor es que para producir 95 toneladas de hidrógeno se han generado unas emisiones de 900 toneladas de CO2. Cifras extremadamente alejadas de lo que podría ser una fuente de energía limpia.
El hidrógeno verde: muchos proyectos pero poco avance
Respecto al hidrógeno verde, el que se produce por medio de un proceso de electrólisis separando el hidrógeno del oxígeno a partir del agua, y usando para ello electricidad producida con energías renovables, la realidad es que no está avanzado a un gran ritmo.
A pesar de haber una gran cantidad de proyectos, tan solo el 4% está recibiendo inversión real, lo que ralentiza el progreso.
La previsión si todos los proyectos se llevaran a cabo sería alcanzar los 420 GW de hidrógeno verde producido a partir de hidrólisis para el año 2030, lo que contrasta con los 14 GW actuales.
Junto a esto, habrá que centrarse en las propias infraestructuras, en los hidrogenoductos y en las hidrogeneras.
Lo bueno es que hoy por hoy el hidrógeno sigue siendo la única alternativa factible al gas natural y al carbón para producir grandes cantidades de energía sin tener que depender de la imprevisibilidad de las renovables, por lo que antes o después acabará por convertirse en el estándar.