La fiscalidad medioambiental no es nueva. Estamos acostumbrados a que el impuesto de matriculación aplicado a nuestro coche dependa de sus emisiones homologadas, o a que se apliquen tasas adicionales sobre los combustibles que repostamos. Aunque a menudo no nos percatemos de ello, también se aplican tasas ecológicas para la gestión de residuos a otros productos, como los neumáticos. Por no hablar de otra tasa mucho más sutil, y que no figura en la factura, la que necesariamente aplicarán los productores de todo tipo de bienes de consumo para sufragar el coste que tiene en su actividad la legislación medioambiental.
100 euros por vaca al año por emitir CO2
En Dinamarca han ido mucho más allá, e introducirán la primera tasa medioambiental ganadera del mundo, que gravará las emisiones de CO2 generadas por sus vacas, con un impuesto que ascenderá a 100 euros al año por res.
Durante la tarde del pasado lunes, la coalición de gobierno de Dinamarca acordaba introducir una nueva tasa para gravar las emisiones de CO2 equivalentes, aplicables por cada cabeza de ganado, y que no solo afectará a las explotaciones vacunas, sino también a otros sectores ganaderos, como el porcino (Financial Times).
El sector ganadero en el punto de mira por sus emisiones de CO2
Se establece un impuesto que grabará con 16 euros por tonelada de dióxido de carbono emitida al año. Se estiman unas emisiones medias de CO2 por res de 6 toneladas al año. Las emisiones por cada marrano no son altas, pero el sector porcino, que junto con el vacuno, por sus lácteos, son dos importantes exportadores en Dinamarca, también se verá afectado.
En Dinamarca se habría puesto el foco en la agricultura, hasta el punto que Lars Aagaard, ministro del país en materia climática, habría denunciado tajantemente que «esto no puede continuar» y que «la agricultura debe contribuir y ser parte de un futuro verde».
Productores ganaderos daneses temen las consecuencias de este nuevo impuesto, que en el futuro podría extenderse a otros miembros de la Unión Europea. El ejecutivo danés espera que estas medidas propicien una agricultura más sostenible y que los productores busquen soluciones para reducir o compensar sus emisiones. Pero en el sector se temen que suceda precisamente lo contrario, que penalice incluso a más a las pequeñas explotaciones ganaderas que apliquen soluciones ecológicas, que a las grandes explotaciones intensivas.