Cuando se culmine el proyecto, que se estima será en 2026, la isla Princesa Elisabeth se convertirá en la primera isla artificial energética del mundo. Un enorme bloque de hormigón y arena, a 45 kilómetros de la costa de Bélgica, que se empleará para conectar parques eólicos marinos con el continente y, a su vez, para establecer interconexiones eléctricas internacionales con Reino Unido y Dinamarca (Electrek).
El parque eólico marino Princesa Elisabeth espera alcanzar una capacidad instalada de 3,5 GW en el mar del Norte belga, que ocuparán una extensión de 285 km2 (Elia), siendo uno de los muchos proyectos de producción renovable con los que la Unión Europea espera alcanzar una potencia instalada de producción eólica marina de 300 GW para 2050 (casi 3 veces la potencia instalada de todas las fuentes de generación disponibles en España).
La primera isla artificial energética
La isla Princesa Elisabeth se construirá con enormes bloques de hormigón apoyados en el fondo marino, que conformarán una suerte de piscina que se rellenará de arena y se cubrirá de hormigón para ser la base de la infraestructura que se construirá sobre ella. La isla dispondrá de las pertinentes interconexiones eléctricas, conectada con el parque eólico, y también con el continente, con la costa de Bélgica y, más adelante, con las conexiones internacionales submarinas de Dinamarca y Reino Unido.
También dispondrá de centros de transformación, muros para proteger las instalaciones del oleaje y la meteorología y un helipuerto para facilitar la llegada del personal.
El auge de las renovables y, en concreto, de la producción eólica marina, así como la necesidad de nuevas interconexiones energéticas entre miembros de la Unión Europea, que se ha hecho más patente que nunca en los últimos meses, hará que proyectos como el de Bélgica proliferen en otros países europeos.