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Más potente, más barato y recargable: existe un combustible con el que cargar tu coche eléctrico será como echar gasolina

La alternativa a la tecnología actual de las baterías de los coches eléctricos tiene un nombre que parece un trabalenguas: nanoelectrocombustible. En otras palabras: es un combustible eléctrico y recargable creado por Influit Energy, un departamento del Illinois Institue of Technology (EEUU). Llega con una lista convincente de ventajas entre las que destacan dos: es más potente y es más barato.

El resumen general sería el siguiente: el nanoelectrocombustible es un electrocombustible recargable que forma parte de un nuevo tipo de batería de flujo. Éstas tienen una densidad energética un 23% superior a la de las baterías de litio y cuestan la mitad: razón por la que sus creadores aseguran que están dirigidos a coches eléctricos y aeronaves.

Nanoelectrocombustibles 03

Las baterías de flujo

Ahora llega el momento de profundizar en esta tecnología. Explican desde Influit Energy que las baterías de flujo necesitan dos líquidos químicos para funcionar: éstos se introducen en los lados opuestos de una membrana de intercambio iónico y se bombean para crear un flujo de corriente eléctrica. La densidad energética de este sistema tiende a ser baja porque únicamente se puede disolver una cantidad limitada de estos componentes antes de que se asienten en el fondo haciéndolos inútiles.

El nanoelectrocombustible resuelve este problema utilizando nanopartículas sólidas de óxido metálico que se quedan suspendidas en el fluido base en lugar de disueltas: de esta manera, el movimiento aleatorio de las propias partículas evita que se depositen en el fondo. Además, han sido modificadas para evitar que se aglomeren y para reducir la viscosidad de la solución: los electrocombustibles fluyen (casi) como el aceite de motor.

Nanoelectrocombustibles 02

Más densidad energética

Conocida la tecnología, vamos con las ventajas. Según Influit Energy, su sistema Gen1 ofrecerá un 23 % más de densidad energética que el ion de litio, es decir, entre 350 y 550 Wh/l y costará la mitad. La segunda generación (Gen2) ya está en desarrollo: será un tercio más barata y promete una densidad de energía ente cuatro y cinco veces mayor que la de iones de litio: 550-750 Wh/kg. Cifras que convierten esta tecnología en una interesante alternativa para el mundo de la aviación y del transporte marítimo sin olvidar, claro está, la industria automovilística.

Recargar será realmente rápido

El proceso de varga de estas baterías tendrá varias alternativas. La primera de ellas son lo que Influit Energy ha bautizado como ‘cápsulas de reabastecimiento rápido’: ofrecerán la posibilidad de cambiar, directamente, el líquido descargado de la batería por uno nuevo. La segunda consiste en una carga eléctrica tradicional en la que el vehículo en cuestión se conectaría a un cargador normal o a uno de carga rápida.

Añaden, además, que el fluido extraído se puede recargar en una estación para poder utilizarse de nuevo en un repostaje (es apto para diferentes dispositivos) o para ser almacenado.

Más baratos

La pregunta es inevitable: ¿cómo consiguen que sus baterías de flujo sean más baratas? Evitando usar litio, metales pesados ​​o minerales de tierras raras: es más, los materiales que emplean son abundantes en su origen. Influit Energy destaca, al mismo tiempo, que los nanoelectrocombustibles no son inflamables o explosivos: si hubiera un fallo en el que los líquidos que están separados se mezclasen, sólo se produciría un ligero aumento de temperatura temporal. Y es que son capaces de funcionar en una horquilla que va desde los -40 hasta los 80 °C.

El gran inconveniente

Las baterías de flujo y los nanoelectrocombustibles de Influit Energy tiene un inconveniente: hay que crear todo un ecosistema para que funcione. No sólo están desarrollando los electrocombustibles, también las refinerías necesarias para fabricarlos, los dispositivos que extraerán la energía, los sistemas de administración de los tanques para mantener los fluidos separados y para retener el combustible gastado o la red de recarga.

Para ello cuentan con la colaboración y la financiación de la NASA, del Departamento de Defensa de Estados Unidos y de las Fuerzas Aéreas norteamericanas: han recibido más de una decena de millones para hacerlo real.

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Elena Sanz Bartolomé

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