La expansión mundial de fuentes renovables como la energía solar, la eólica y los distintos tipos de baterías se acelera rápidamente. Un nuevo estudio de RMI y Bezos Earth Fund predice que para 2030 no es una locura que el sistema eléctrico mundial tenga un consumo neto cero, parece una predicción ambiciosa, pero veamos los argumentos.
El crecimiento de las energías renovables se traduce en un suministro energético más seguro y confiable, así como que algunas de estas fuentes energéticas suponen un importante aumento del empleo. De hecho el RMI prevé que la energía solar y eólica suministre casi un tercio de toda la electricidad mundial en 2030, frente al 12% actual.
Para entonces, la energía solar y eólica generarían un total de 12.000 a 14.000 teravatios hora, lo que supondría entre 3 y 4 veces más que lo que se generaba en 2022. Este crecimiento de las energías renovables también contribuiría a reducir la demanda de combustibles de origen fósil, lo que provocaría un fuerte descenso de su uso con lo que ello supondría para nuestro planeta.
¿Qué naciones están al frente?
Regiones como Asia y Europa lideran la adopción de fuentes de energía limpia a un ritmo excepcional. Pero también existen países de Oriente Medio y África se están sumando al movimiento y se están poniendo rápidamente al día. También podemos mencionar países como Uruguay, Dinamarca, Lituania, Namibia, Países Bajos, Palestina, Jordania y Chile.
Estas naciones han aumentado su generación solar y eólica a un ritmo rápido, demostrando que es posible una transición rápida a las energías renovables en distintos contextos. A escala mundial, la proporción de energía eólica y solar debería haber un salto del 12% al 41% en 2030, lo que supone un aumento significativo.
A pesar de las diferencias de circunstancias, países de todo el mundo se esfuerzan por adoptar las energías renovables cada uno con sus diferentes situaciones ya que cada región tiene sus matices, la forma de adoptar esta transición puede ser distinta en Uruguay que en Países Bajos..
Estamos hablando de algunos países en vías de desarrollo y otros desarrollados, con distintos niveles de desarrollo económico, con un PIB per cápita que oscila entre los 4.000 y los 67.000 euros al año. Esto demuestra que el crecimiento exponencial de las energías renovables puede aprovecharse para ayudar a los países en desarrollo en su transición hacia un sector energético más limpio y asequible.
¿Qué supondría económicamente que para 2030 un tercio de la energía eléctrica fuese solar y eólica?
El rápido despliegue de las tecnologías de energías renovables está haciendo bajar sus precios a un ritmo notable. Como consecuencia, el coste de la energía procedente de estas fuentes es cada vez más competitivo en comparación con los hidrocarburos que tienen un coste superior.
Según las previsiones del RMI, la electricidad más barata de la historia volverá a reducirse a la mitad en 2030, alcanzando los 20 $/MWh en el caso de la energía solar, que actualmente supera los 40 $/MWh. De hecho, no se puede negar que en los últimos años el coste de las energías renovables ha bajado, superando un obstáculo clave para su implantación generalizada.
Los costes de la energía solar y de las baterías han caído un 80% entre 2012 y 2022, mientras que los de la eólica marina han caído un 73% y los de la eólica terrestre un 57%, según datos de BNEF.
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