Estrasburgo está siendo en los últimos días un hervidero de noticias y, sobre todo, de negociaciones, que son cruciales para el devenir de la industria del automóvil. Hoy os contábamos cómo el centro de las negociaciones se ha situado en la posibilidad de admitir a los combustibles neutrales como una solución valida para la descarbonización del sector del automóvil más allá de 2035, fecha para la cual se había previsto la prohibición de las ventas de diésel, gasolina, y cualquier automóvil equipado con motor de combustión interna.
También os hemos hablado de la alianza que se ha conformado alrededor de la oposición de Alemania al texto aprobado por el Parlamento Europeo, que no solo proponía prohibir las ventas de diésel y gasolina en 2035, sino también introducir unos objetivos de reducción de emisiones realmente ambiciosos y, por qué no decirlo, costosos para los fabricantes.
Hoy sabemos que la alianza de los 7 miembros que han mostrado su escepticismo y oposición a estas medidas, conformada por Alemania, Italia, República Checa, Polonia, Rumanía, Hungría y Eslovaquia, trabaja para estudiar una Euro VII más laxa y, según su posición, realista.
Paralizar la prohibición del diésel y gasolina es solo el principio
La alianza de los 7 habría surgido, precisamente, durante el transcurso de los debates que se están llevando a cabo para discutir la futura normativa de emisiones Euro VII y que, propuestos por el Ministro de Transportes de la República Checa, también habría invitado a un encuentro a 12 a sus homólogos de Eslovenia, Finlandia, Francia, Portugal y España (Automotive News).
El Ministro de Transporte de República Checa, Martin Kupka, se refería así a estas reuniones en Estrasburgo, preocupado por los requisitos que impondrá a la industria del automóvil la nueva normativa de emisiones Euro VII en los términos propuestos actualmente y apuntando que sus esfuerzos se centrarán «en hacer que las condiciones sean realistas y alcanzables».
Entre los términos que se estarían debatiendo estaría una moratoria o un retraso en la aplicación de la normativa Euro VII, para disponer de al menos un plazo de cuatro años, el doble que se vislumbra en estos momentos, estando prevista inicialmente la aplicación de la Euro VII a mediados de 2025.
Dar un respiro al diésel y la gasolina
Más allá del espacio temporal de la aplicación de la nueva normativa Euro VII, Kupka se unía a algunas de las críticas de la industria del automóvil y en la aplicación de «medidas tecnológicamente realistas».
Como os venimos adelantando en otros artículos, la prohibición de ventas de diésel, gasolina, y combustión interna en toda su extensión en 2035, es solo una parte del reto que tiene que afrontar la industria del automóvil y, por qué no decirlo, el modelo energético y la sociedad europea. Los objetivos de descarbonización intermedios y el coste de cumplir con la normativa Euro VII, que podría requerir de sistemas anticontaminación (filtros y catalizadores) mucho más complejos y caros, podrían tener como consecuencia la desaparición mucho antes de 2035 de numerosos automóviles con motor de combustión interna – especialmente los más económicos – y que muchos fabricantes apuesten «todo al eléctrico» antes de esa fecha.