La agrivoltaica trata de combinar la agricultura con la generación de energía por medio de paneles fotovoltaicos. Ya hemos visto cultivos entre instalaciones de paneles solares. Pero el siguiente paso es convertir los paneles solares en robots que trabajan la tierra.
Otra cara de la agrivoltaica
Cuando hablamos de agrivoltaica no solo hablamos de utilizar las plantaciones para ubicar allí paneles solares que generen sombra para los cultivos, sino también de aprovechar la energía solar en beneficio de la tierra.
Pues eso es exactamente lo que se quiere conseguir con estos robots solares que son capaces de analizar cultivos y trabajar la tierra de forma completamente autónoma y sin necesidad de combustible fósil.
Robots granjeros
Concretamente, los robots solares Element de Aigen son capaces de analizar hileras de cultivos sin necesidad de intervención humana. Una vez que localizan mala hierba, la arrancan.
De esta forma, es posible liberar un cultivo completo de mala hierba sin necesidad de optar por mano de obra, y sin necesidad de tener que utilizar maquinaría pesada.
Por supuesto, otro de los beneficios de estos robots es que además de no ser pesados, tampoco utilizan combustibles fósiles, lo que es positivo tanto desde un punto de vista de la huella de carbono producida por actividad agraria como por el hecho de que los cultivos tampoco se ven contaminados por la polución de la combustión.
Adiós a la mala hierba
La mala hierba es un problema que afecta a los agricultores de todo el mundo y que plantea desafíos importantes. La mala hierba resistente a los herbicidas estándar dificulta el crecimiento de los cultivos útiles y la cosecha posterior.
El uso de herbicidas más potentes solo genera un problema mayor, y puede ser incluso perjudicial de cara a los propios cultivos.
Y la maquinaría es un problema tanto por costes como por la contaminación que genera la combustión de combustibles fósiles.
Estos robots autónomos se han convertido ya en el foco de importantes inversiones, y la empresa que los fabrica está construyendo unas nuevas instalaciones de fabricación e investigación y desarrollo.
Es otra demostración de cómo la propulsión solar beneficia al medio ambiente a la vez que aporta soluciones innovadoras a problemas que actualmente afectan a la población, mucho más allá de lo que ya vemos en el mercado de los coches eléctricos.