No es que el Sahara tenga la culpa de los problemas del mundo, pero aunque pueda parecer que el desierto está relativamente lejos de nuestro país (no en vano está en otro continente), lo cierto es que el efecto que tiene sobre la atmósfera del territorio español puede ser tan relevante que incluso los paneles solares lleguen a generar menos energía.
La clave es la luz solar
La generación de energía con paneles solares se basa, como es bien sabido por todo, en la luz solar. España es un país especialmente rico en días de sol y con mucha luz solar, por lo que se puede decir que es un lugar óptimo para sacar el máximo partido a los paneles solares.
A priori, el buen tiempo siempre es una buena noticia para los paneles solares, pues suele traer días despejados con un alto nivel de luz solar. La generación de energía se reduce cuando hay nubes. Y lo curioso es que las nubes no tienen que ser necesariamente de agua.
El polvo sahariano arrastrado hasta la península
Los efectos del Sahara en la climatología española los solemos notar habitualmente en las olas de calor anuales cuando llegan un frente del desierto que sube las temperaturas y genera una sensación térmica realmente calurosa.
En el 2022 vivimos uno de los frentes de calima más relevantes que se recuerda en los últimos años. Ocurrió entre el 13 y el 30 de marzo del 2022, con el frente arrastrado por la borrasca Celia, que llegó a reducir la cantidad de radiación solar que era captada por los paneles solares.
Gracias a que esto ocurrió en unas fechas muy concretas, ha sido posible realizar estimaciones de cuánto puede llegar a afectar a la generación de energía el polvo sahariano.
Un equipo de investigación formado por especialistas de la Universidad de Jaén y de la Universidad Sapienza de Roma han concluido que durante esa semana la producción de energía por medio de paneles solares cayó a la mitad. En el día de mayor calima se llegó a perder un 80% de la producción de energía.
Esto recuerda lo dependientes que son muchas energías renovables del entorno. Tanto la energía solar que depende de la radiación y las horas de luz, como la energía eólica que depende del viento, plantean temores de disponibilidad de energía que hoy por hoy solo pueden ser salvados con las baterías y otras técnicas como el bombeo.