La eterna duda. ¿Me compro un coche diésel o gasolina? Hace poco una amiga de mi madre me llamó por teléfono, su hija iba a comprarse un coche nuevo y no sabía si adquirirlo con motor diésel o gasolina. Es una pregunta que muchos compradores de un coche se hacen antes de tomar una decisión de compra. Para ayudarte a que te decidas, te proponemos cinco preguntas que te debes hacer a tí mismo antes de elegir motorización. Te ayudarán a decidirte y ver más allá del típico mito de cuñado: «diésel, porque gasta menos».
1) ¿Cuál va a ser el uso del coche?
Es una de las preguntas más importantes. Si el uso del coche va a ser fundamentalmente extraurbano – ya sea en carreteras secundarias, autopista o rondas – el diésel es una buena opción, ya que su consumo de combustible es especialmente contenido en estas circunstancias. En carretera tampoco haremos sufrir a los sistemas anticontaminación de nuestro coche moderno (ver artículo sobre cuidados del filtro de partículas), con un funcionamiento optimizado a temperatura de servicio y régimen constante.
Si el uso del coche va a ser fundamentalmente urbano, un motor de gasolina es una opción mucho más recomendable. Los trayectos urbanos son por definición más cortos, con abundantes arranques, paradas y atascos. Si no se llega a alcanzar la temperatura óptima de servicio, el motor diésel sufre y se acorta en exceso la vida de sus sistemas de control de emisiones, sin ir más lejos. También pueden obstruirse de forma prematura los filtros de partículas. De forma muy simplificada: diésel para carretera, gasolina para ciudad.
La realidad es más gris: hacemos un uso más mixto del coche, pero dentro de ese mix, debemos dterminar qué tipo de conducción es más frecuente en base a nuestra experiencia. Si todos los días coges la ronda para ir al trabajo y todos los días tragas media hora de atasco para recorrer 15 kilómetros – aunque hagas algún viaje largo de forma puntual – cómprate un gasolina. Si cruzas la Península Ibérica una vez a la semana, sin duda alguna ahorrarás mucho dinero si adquieres un coche diésel. Siguiente pregunta.
2) ¿Cuántos kilómetros piensas recorrer anualmente?
La mayor parte de nosotros no recorremos demasiados kilómetros al año, la cifra oscila en torno a los 12.000 km/año para el conductor español medio. Sólo te interesa un motor diésel si recorres aproximadamente más de 25.000 km al año, grosso modo. ¿Por qué? Vayamos por pasos: en primer lugar, la compra de un coche diésel es más cara que la compra de un gasolina. A igualdad de potencia es unos 2.000 euros más cara, y hay que sumar los intereses de la financiación. Seguro y mantenimiento son también ligeramente más caros – piensa por ejemplo en el repostaje de AdBlue en un diésel moderno.
Las averías – de haberlas, toquemos madera – se saldan con facturas bastante más caras en el caso de un diésel moderno, simplemente hay más sistemas y componentes susceptibles de fallo. Por otra parte, su consumo de combustible es menor y el precio del combustible es también inferior. A donde quiero llegar es al periodo de amortización de un coche. ¿A partir de qué kilometraje habré amortizado el coche diésel? Multitud de calculadoras online ofrecen estimaciones, válidas – suponiendo una completa fiabilidad mecánica.
Una cifra orientativa, que no podemos dar por 100% fiable sin contestar a la siguiente pregunta. Otro detalle a tener en cuenta es si el uso del coche va a variar de forma sustancial en años venideros. Puede que ahora recorras cerca de 30.000 km al año por motivos laborales, pero tu rutina podría cambiar radicalmente en un par de años, por motivos tan sencillos como una jubilación. Mi padre actualmente recorre 35.000 km anuales, pero en dos años se jubilará, y dudo que pase de los 6.000 km al año. Piensa a largo plazo.
3) ¿Cuándo piensas cambiar de coche?
¿Tienes pensado cambiar pronto de coche? Si tu coche se te va a quedar pequeño en apenas un lustro, no tiene sentido el mayor desembolso económico de un coche diésel, que no vas a llegar a amortizar. ¿Aguantarás con tu mismo coche 15 años? La respuesta también debería estar ligada a la anterior pregunta. Si haces unos 15.000 kilómetros anuales pero no cambiarás de coche en los próximos 15 años, posiblemente amortices un coche con motor diésel – teniendo en cuenta el mayor coste del seguro y mantenimiento con respecto a un gasolina.
Una de cal y una de arena, ya que el valor de reventa de un coche diésel es ligeramente superior al de un coche de gasolina. Este efecto es más acusado en coches de corta edad, se diluye a partir de la década de edad.
4) ¿Dónde vives?
No es una pregunta indiscreta. ¿Vives en Madrid o en Barcelona? Estas grandes ciudades han desarrollado planes medioambientales en cuyo punto de mira están los coches con motor diésel, por su necesariamente superior nivel de emisiones contaminantes. Actualmente la fiscalidad española es favorable a los coches con motor diésel – el Impuesto de Matriculación se calcula en base a las emisiones de dióxido de carbono – pero pronto podría desligarse, y pasar a depender de las emisiones de NOx. Ver: ¿Qué son los óxidos de nitrógeno?
El sistema de etiquetado de la DGT ya discrimina a los coches diésel más antiguos, y en ciudades como Barcelona tienen la circulación vetada en horario laboral. En Madrid Central ocurre lo mismo, pero con condiciones aún más restrictivas, de las que solo los etiqueta «ECO» y «CERO» se salvan. Sea como fuere, el panorama no es favorable a los coches diésel, especialmente en ciudad. En el futuro se tiende hacia los híbridos y los eléctricos, pero no estamos en la disyuntiva entre motores 100% térmicos e híbridos en este artículo. Simplemente es una reflexión a tener en cuenta para estos tiempos en los que vivimos.
5) ¿Te pesa el pie derecho?
Una pregunta que podría interpretarse de maneras diferentes. Si tu estilo de conducción es agresivo, consumirás más combustible con un gasolina que con un diésel, de forma proporcional – al ser el consumo del primero más sensible al tipo de conducción. Por otra parte, si disfrutas con las prestaciones de tu coche, estirando las marchas y demandando aceleración fuerte al motor (y el consumo no es la prioridad número 1) disfrutarás más con un coche con motor de ciclo Otto en sus entrañas – pero posiblemente ya lo sepas.