Contenido
- Así son los híbridos enchufables
- 1) ¿Cómo va a ser el uso habitual de mi coche?
- 2) ¿Puedo cargar a diario sus baterías?
- 3) ¿Puedo permitirme el sobreprecio que tiene su compra y mantenimiento?
- 4) ¿Puedo aprovechar las ventajas de la etiqueta CERO de la DGT?
- 5) ¿Van a cambiar mis necesidades de movilidad?
- 6) ¿Híbrido enchufable o eléctrico puro?
Las normativas europeas de emisiones medias y la presión por la reducción de las emisiones del transporte ha abocado al mercado de coches a una electrificación sin precedentes. Aunque los coches eléctricos cada vez abundan más, el paso intermedio entre los coches de combustión «de siempre» y los eléctricos son los híbridos enchufables. Prácticamente todas las marcas ofrecen híbridos enchufables en sus gamas, y es posible que te plantees su compra. Ahora bien, antes de comprar un híbrido enchufable debes tener clara la respuesta a las siguientes seis preguntas.
Así son los híbridos enchufables
Aunque ya os hemos hablado habitualmente de ellos, nunca viene mal un repaso rápido. Los enchufables combinan un motor de combustión interna con una batería de iones de litio y un motor eléctrico. Son coches capaces de moverse por sí mismos en modo eléctrico durante decenas de kilómetros, pero no tienen, ni mucho menos, una batería tan grande como la de un eléctrico puro. Aunque su batería puede cargarse en frenadas o deceleraciones, e incluso por el propio motor térmico, es necesario enchufar el coche a un punto de carga para aprovechar sus ventajas.
Un ejemplo de coche híbrido enchufable es el Peugeot 3008 Hybrid. Combina un motor 1.6 turbo de gasolina y 180 CV con un motor eléctrico de 110 CV, ubicado entre el motor térmico y la caja de cambios. El resultado es una potencia combinada de 225 CV, que no es la suma de las potencias de ambos motores. El motor eléctrico bebe energía de una batería de 13,2 kWh de capacidad, que le permite circular durante 40 km en modo eléctrico – según el ciclo WLTP. Tiene grandes prestaciones, pero es unos 300 kilos más pesados que el coche térmico equivalente.
1) ¿Cómo va a ser el uso habitual de mi coche?
Si el uso habitual de tu coche son largos viajes por carretera y planeas recorrer 25.000 km al año, tu coche no es un híbrido enchufable, es un coche diésel. Punto y final. Si vas a usar el coche para desplazamientos cortos por ciudad y de forma esporádica, ni siquiera te interesaría comprar un coche enchufable: con un sencillo urbano de gasolina de segunda mano y coches de alquiler tendrás más que suficiente. Solo dándole un uso muy específico tendrá sentido la compra de un costoso híbrido enchufable.
La lógica óptima para un híbrido enchufable implica desplazamientos diarios en un ámbito urbano o periurbano de unos 60 km o menos, en los que la mayor parte del tiempo el coche funcione en modo 100% eléctrico. En esta situación consumiremos muy poco combustible y lograremos maximizar la eficiencia del coche. Esto no nos impide hacer algún viaje de larga distancia con el coche – para algo tenemos un motor térmico que nos permite no depender de infraestructura de recarga. Pero no debería ser la norma, deberían ser viajes puntuales que no supongan el grueso de la utilización del coche.
2) ¿Puedo cargar a diario sus baterías?
Al uso óptimo del híbrido enchufable se une la necesidad de poder cargarlo habitualmente. Solo cargándolo a diario – ya sea en nuestro garaje, en nuestra vivienda individual o en el trabajo – aprovecharemos de forma adecuada su capacidad de circular en modo 100% eléctrico. Si no cargamos un híbrido enchufable lo que estaremos haciendo es conducir un coche prácticamente convencional con un lastre de 300 kilos de baterías y motor eléctrico. Y este lastre va a hacer que el híbrido enchufable consuma no solo más que un diésel, si no que muchos gasolina de mayor potencia.
Muchos coches híbridos enchufables permiten la carga de sus baterías usando el propio motor térmico. Estos modos suelen llamarse «E-Charge» o nomenclaturas similares, y no deben usarse como norma a la hora de usar un coche enchufable. Tienen sentido si vamos a entrar en una ciudad tras unos kilómetros, o en una zona donde el uso del motor eléctrico es más eficiente – y no disponemos de tiempo o forma de cargar la batería externamente. El uso de los modos de carga con el motor térmico aumenta el consumo de combustible, como es lógico.
3) ¿Puedo permitirme el sobreprecio que tiene su compra y mantenimiento?
El mantenimiento de un coche híbrido enchufable es caro. No solo tenemos el mantenimiento habitual de un coche de combustión – con sus cambios de aceite, fluidos y filtros – si no que también tenemos el mantenimiento y comprobaciones que requiere cualquier coche eléctrico. No solo comporta un mayor coste su mantenimiento: su peso muy elevado hará que los neumáticos se desgasten más rápidamente y que ciertos elementos del tren de rodaje sufran más que los de la versión convencional del coche – piensa en amortiguadores, cojinetes o bieletas.
A mayores, también debes tener en cuenta el sobreprecio en su compra. Poniendo como ejemplo al KIA Niro, a igualdad de equipamiento, el sobreprecio de la versión enchufable es de casi 7.000 euros con respecto a la versión híbrida, y roza los 30.000 euros. En el caso del Renault Captur la diferencia es de 5.000 euros. Aunque en algunos casos los saltos del Impuesto de Matriculación reducen este sobreprecio – es de unos 4.000 euros en el Peugeot 3008 – nunca serán más baratos que los coches con motores térmicos en los que están basados.
4) ¿Puedo aprovechar las ventajas de la etiqueta CERO de la DGT?
Los coches híbridos enchufables con más de 40 km de autonomía eléctrica – a día de hoy, todos los enchufables a la venta – disfrutan de la etiqueta CERO de la DGT. Además de no pagar Impuesto de Matriculación, en algunos ayuntamientos tienen bonificada la viñeta (I.T.V.M.). Además, en ciudades como Madrid pueden acceder sin restricciones a zonas céntricas y en muchas ciudades no pagan estacionamiento regulado (la zona azul, para entendernos). Estas ventajas son interesantes, pero pueden no ser aplicables a todos los potenciales usuarios de enchufables.
5) ¿Van a cambiar mis necesidades de movilidad?
Aunque tu estilo de vida actual sustente la necesidad de comprar un híbrido enchufable, has de pensar a medio y largo plazo. Si en un par de años te vas a jubilar y vas a usar el coche de forma mucho más esporádica y en viajes más largos, no compres un enchufable. Si vas a cambiar de estilo de vida o vas a mudarte a otra zona, piensa en el tipo de desplazamientos que harás y su distancia. Esta pregunta, en verdad, es aplicable a la compra de cualquier tipo de coche, ya sea un coche diésel, un coche híbrido o un coche de segunda mano con etiqueta B de la DGT.
6) ¿Híbrido enchufable o eléctrico puro?
Esta es posiblemente la gran pregunta que debes hacerte. El enchufable supone un cómodo paso intermedio entre los coches 100% térmicos y los coches 100% eléctricos. Tiene ventajas de ambos, pero también los inconvenientes de ambos coches. A día de hoy los coches eléctricos puros exigen mucha más planificación a la hora de desplazarse y una infraestructura de recarga de mayor potencia y precio. Pero para early adopters y personas que viven en viviendas individuales – o cuentan con cargadores en sus garajes – también pueden ser una gran opción.
Los coches eléctricos son ligeramente más caros que los coches enchufables, pero cuentan con unos costes operativos y de mantenimiento notablemente inferiores. Por supuesto, cuentan con servidumbres totalmente diferentes, como son sus recargas o la mayor dificultad a la hora de planificar viajes más largos. Si quieres consultar la oferta actual de híbridos enchufables, en Qué Coche Me Compro hemos publicado una completa guía al respecto.