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El renting se ha convertido a día de hoy en una de las opciones más interesantes para quienes buscan tener un vehículo con la misma usabilidad que si lo tuvieran en propiedad, pero con la ventaja de centralizar todos los servicios y pagos en uno solo, además de poder renovarlo frecuentemente, estando así a la orden del día en materia de seguridad y tecnología. De hecho, en líneas generales, el renting para particulares cada vez gana más adeptos (el año pasado este tipo de cliente subió casi un 60 %), y es que existen cuotas que se adaptan a prácticamente todos los bolsillos, desde menos de 250 € al mes, hasta incluso más de 1.000 €. Así pues, nos preguntamos si es el renting, ahora que puede beneficiarse del Plan Renove, un buen un negocio para el cliente particular.
Ventajas e inconvenientes del renting
Antes de dar respuesta a si el renting es un buen negocio para el cliente particular, resulta lógico presentar en líneas generales cuáles son las ventajas e inconvenientes del mismo respecto a la modalidad tradicional del coche en propiedad. Así pues, y comenzando por los puntos positivos, nos encontramos con la comodidad y tranquilidad de que todas las gestiones se realizan con un único ente, la empresa de renting, y que además, todos los meses el coste de poder usar el coche (dejando a un lado el combustible) es un importe fijo, sin sorpresas como una avería o una revisión importante, el cual incluye desde el seguro obligatorio, hasta el mantenimiento del coche, la ITV o incluso la sustitución de neumáticos.
A ello también le podemos sumar otras ventajas, como no tener que esperar a que nuestro coche se fabrique y llegue al concesionario, o que no cuente con un acabado básico o casi sin extras, pues en líneas generales los vehículos de renting suelen venir con un equipamiento bastante decente, pero que tampoco es la panacea si es lo que pretendes. Finalmente, no debemos olvidar que se trata de una buena opción para renovar continuamente de coche y estar a la vanguardia en tecnología, y sobre todo, en materia de seguridad.
Por contra, también presenta una serie de desventajas, como la imposibilidad de configurar el coche a tu gusto: color, llantas, interior, equipamiento opcional o motorización. Además, y dado que es la empresa de renting la propietaria del coche, no podrás realizar modificaciones en él, como por ejemplo, realizar una reprogramación, instalar un kit de carrocería o cualquiera otra que altere su estado original. Por último, y aunque se entiende que quien está barajando la opción de un renting está dispuesto a afrontar el desembolso económico que conlleva un coche nuevo, no está demás recordar que la cuota mensual puede suponer un importe considerable para según qué economías y que además, no podrás beneficiarte de «descuentos equivalentes» a los que nos encontramos en un coche nuevo de stock. Igualmente, y si tu intención es conservar el coche durante un periodo considerable, más de 5 o 6 años, descarta de entrada esta modalidad.
¿Es un buen negocio para el particular medio?
La respuesta más correcta a la pregunta de si es la mejor es «pues depende», como diría un buen gallego, y es que es cuestión de echar números, teniendo en cuenta por un lado la cuota del renting, y por otro la suma de variables como el precio del coche, coste de la financiación (si procede), mantenimiento, seguro, ITV, averías…
Así pues, la mejor manera para dar una respuesta algo más concreta es tirar de estadística. Según el INE, el sueldo neto medio de un español ronda los 1.500 €, y teniendo en cuenta que varias fuentes recomiendan destinar al mes el 20 % del mismo o lo ganado en un año completo para la compra de un coche, estaríamos hablando de 300 €/mes o 18.000 €.
Vayamos primero a examinar el caso del renting. Con esos 300 €/mes, y suponiendo unos 15.000 km anuales (lo que decanta la balanza hacia una motorización gasolina) y un periodo de 48 meses, podemos encontrar múltiples ofertas, entre las que, sin lugar a dudas, la más interesante es un SEAT León por 297 €/mes, modelo que encabeza los rankings de ventas en España. En concreto estamos ante un SEAT León Style 1.2 TSI 110 CV, el cual tiene tiene un precio nuevo de configurador de 20.070 € sin añadir ningún extra.
Retomando ese importe de 20.070 €, si financiamos con la marca a 72 meses (6 años) aportando una entrada inicial del 30 % (6.021 €), obtenemos una cuota mensual de 255 €, precio al que deberemos sumar otros gastos como: revisión anual (250 €/años), seguro a todo riesgo con franquicio (unos 500 €/año), ITV (50 €), cambio de pastillas de freno (100 €), impuesto de vehículos de tracción mecánica (80 €/año) o un juego neumáticos (300 €). Con todo ello, y solo calculando de forma aproximada, nos da un importe adicional durante los primeros cuatro años de 3.770 €.
Entonces, ¿qué nos sale más económico durante esos primeros cuatro años? Pues el renting supone una cuota fija de 297 €/mes, mientras que la opción en propiedad habrá supuesto unos gastos mensuales aproximados de 334 €, por lo que se demuestra ese dicho de que el renting es la opción adecuada para quienes cambien asiduamente de coche.
Sin embargo, «esos números están mal calculados», ya que el coste total del renting durante esos 48 meses habrá sido de 14.256 € (48 meses x 297 €/mes), mientras que el del coche en propiedad, si el dueño del mismo decidiera venderlo transcurrido ese periodo, será de 16.151 € (337 €/mes), considerando un precio de venta del 60 % del importe de compra (unos 12 mil euros). Por tanto, podemos afirmar de nuevo que la frontera de idoneidad de un coche en propiedad o renting se sitúa en los 4 años.
¿Cómo se enmarca el renting en el contexto actual?
Una vez vistas las ventajas e inconvenientes de un renting a particulares, así como demostrado y determinado ese punto de inflexión de los 4 años o 48 meses, cabe preguntarnos cómo se enmarca en el actual contexto económico social. Pues bien, es casi indiscutible que vivimos en una sociedad que cada vez se decanta más por la compra de experiencias e intangibles, por ese valor añadido, y prueba de ello son determinadas cadenas de cafeterías, marcas de móviles o incluso de ropa. Asimismo, y asumiendo un paso más allá en este sentido, también se tiende menos al largo plazo y la compra en propiedad, tal y como demuestran plataformas digitales como Netflix o Spotify, que han llevado la compra de DVD, CD e incluso ir a videoclubs casi a lo anecdótico. De hecho, ahora mismo estamos viviendo el nacimiento de una nueva forma de ofrecer equipamiento opcional, las llamadas funciones bajo demanda, tal y como sucede con el Porsche Taycan, que equipa todos esos extras de manera física, pero que están bloqueados por software, siendo posible habilitarlos durante un tiempo determinado pagando «un alquiler».
Así, y desarrollando ese paralelismo entre el éxito de Netflix/Spotify y el renting, esas plataformas nos proporcionan una inmediatez en el servicio, sólo es necesario teclear lo que queramos ver y/o escuchar, de la misma forma que el renting nos ahorra la lista de espera para la entrega de un vehículo. Igualmente, en ambas situaciones pagamos por un servicio/producto que usamos durante un tiempo determinado que nosotros creemos conveniente.
Además, al proporcionar el renting unas menores ataduras, permite acceder a un vehículo nuevo sin mayores preocupaciones por el futuro económico a medio plazo, ni tampoco por cambios en la legislación, los cuales se dirigirán a favorecer el vehículo eléctrico en detrimento de los de combustión (y sobre todo diésel).
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