A los que tenemos coches de batalla entrados en años, y encima cuentan con motor diésel, cada ITV es un duro examen. En muchas ocasiones es un examen para el que no vamos preparados, suspendiendo estrepitosamente. Una ITV desfavorable no solo supone tener que volver a la estación de inspección en otro momento, si no que nos obliga a circular solamente del taller a la ITV, y viceversa – bajo pena de multas si este supuesto no se cumple. Ahora bien, ¿y si te dijera que una importante parte de los suspensos por gases son perfectamente evitables, además de tener una solución gratuita?
La prueba de gases en la ITV
En las ITV los coches, tanto diésel como gasolina, son sometidos a una prueba de gases. Esta prueba es diferente para coches diésel o gasolina. En los primeros, que es de lo que versa este artículo, se lleva a cabo un análisis de espectrometría de los gases de escape. El objetivo es lograr un valor de opacidad por debajo de un valor concreto. Me remito a la explicación que mi compañero David Clavero nos dio en su artículo sobre la prueba de opacidad en las ITV para conocer los valores máximos permitidos en cada coche:
La prueba de gases por tanto no tiene en cuenta si funciona bien la EGR, el FAP o los inyectores de tu diésel, tan solo busca que la cantidad de humo global y el contenido de éste no exceda de un límite establecido en la placa del fabricante o en su defecto en los límites genéricos: 0,7 para coches diésel Euro 6, 1,5 para Euro 4 y Euro 5, 2,5 para vehículos con motor diésel atmosférico matriculados por primera vez antes del 01/07/2008 y 3,0 para vehículos con motor diésel sobrealimentado matriculados por primera vez antes del 01/07/2008. La prueba de opacidad consiste en la realización de varias aceleraciones del motor en vacío, desde ralentí hasta el corte de inyección. El resultado obtenido es el menor de las mediciones.
Es importante el detalle del valor de opacidad de la «pegatina». Es este valor, firmado por el fabricante, el que determina desde hace años el valor máximo que podemos dar en la prueba de gases. Un ejemplo: mi coche, un turbodiésel Euro 4 del año 2006 equipado con filtro de partículas, podría sobre el papel arrojar un dato inferior a 3,0 en la prueba de opacidad. Sin embargo, una pegatina colocada por el fabricante en el vano de la puerta, indica que el coche debe tener un resultado de menos de 0,50, al estar dotado de un FAP como equipamiento de serie.
La puesta a punto italiana, o cómo evitar un suspenso en la prueba de gases
Si el estado mecánico de tu coche es bueno, no deberías preocuparte de la prueba de gases de la ITV. Otro gallo puede cantar si la EGR está muy saturada de carbonilla, el filtro de partículas está en las últimas, tienes inyectores en mal estado o una reprogramación electrónica del motor en la que se inyecta demasiado combustible. En muchas ocasiones conducimos nuestro coche de forma muy tranquila, o lo usamos solo en recorridos cortos. Este tipo de conducción favorece la creación de depósitos de carbonilla en la mecánica del coche, así como la saturación del filtro de partículas.
Cuando acudimos a la ITV, y el coche recibe un acelerón en vacío hasta el corte de encendido, toda la carbonilla acumulada en su interior sale de golpe, humareda mediante, y solemos suspender de forma estrepitosa la prueba de gases en la ITV. Solucionar este problema es extremadamente sencillo, además de gratuito, y me gusta llamarlo la «puesta a punto italiana». Antes de ir a la inspección, da una vuelta con tu coche, y cuando el aceite esté a la temperatura de servicio – tras unos 15 minutos de conducción – sube el régimen de motor con alegría.
Es tan sencillo como estirar el motor por encima de las 4.000 rpm en una incorporación a una autovía, o hacer varias «estiradas» en marchas cortas, siempre sin romper los límites legales. Con el motor caliente, no es perjudicial para el motor, pese al estruendo. De hecho, si tu coche estaba muy necesitado, verás humaredas negras considerables saliendo de su parte trasera – sí, incluso en coches con filtros de partículas. Al poco tiempo, verás que el coche deja de echar humo en dichos acelerones, ya que el volumen de gases de escape a alta temperatura ha expulsado gran parte de la carbonilla acumulada.
Tras esta sencilla maniobra, si la mecánica de tu coche está en buen estado, es altamente improbable que suspendas la prueba de gases. Ahora bien, si tus inyectores no están en buen estado o el filtro de partículas tiene demasiados kilómetros, es posible que tengas que recurrir a una descarbonización profesional, o tengas que cambiar el filtro de partículas. En todo caso, antes de ir al taller con una ITV desfavorable en tu haber, prueba la puesta a punto italiana. Podrías llevarte una agradable sorpresa.
En cualquier caso, si aún así has fallado la prueba de gases, te remitimos a una guía sobre qué hacer tras suspender una ITV por gases.