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Los coches modernos cada vez se parecen más a un smartphone y menos a un coche. Hace pocos años, los coches eran simplemente una amalgama de sistemas mecánicos y eléctricos, hoy en día la electrónica gobierna hasta tal punto nuestros coches que nos olvidamos que su corazón sigue siendo un bloque de metal lubricado por aceite en el que se producen explosiones de forma controlada, comunicado con el suelo mediante unos trozos de caucho que giran. Y no debemos olvidarnos de ello: en el fondo es una máquina muy mecánica. El coche moderno anula nuestros sentido con comodidades, y se olvida de cinco elementos que debería tener de serie.
1) Una varilla para medir el nivel de aceite
Sí amigos, hay coches que no tienen varilla para el aceite. Es un problema de los BMW de nueva hornada, entre otros vehículos. No hay manera de saber la cantidad de aceite que queda en el interior del motor de forma física. Debemos confiar en un sensor interno que nos dice la cantidad y nivel de aceite del motor. El aceite es la sangre de nuestro coche, el único líquido que lubrica el propulsor. Sin aceite, nos quedaríamos sin motor en apenas segundos. ¿Qué pasa si este sensor falla? ¿Qué hay de malo en confiar en una sencilla varilla de metal – de coste ridículo – para conocer nuestro nivel de aceite?
2) Una rueda de repuesto completa
En aras del ahorro de peso – es una excusa más que un motivo válido – y la búsqueda de un maletero mayor, además de menores costes, muchos coches modernos han pasado de usar una rueda de repuesto completa a usar una rueda de repuesto tipo galleta – que sólo permite rodar a 80 km/h y es mucho más estrecha que las ruedas habituales – y a equipar un incómodo kit antipinchazos. Buena suerte con el kit antipinchazos ante un reventón o un pinchazo de dimensiones generosas. Otra pregunta: ¿sabes cómo usarlo? ¿No sería mejor una rueda de repuesto completa que nos permitiese continuar nuestro viaje sin problema alguno.
3) Motores visibles y bombillas sencillas de cambiar
¿Qué sentido tiene tener que desmontar el paragolpes o la óptica para poder cambiar una simple bombilla fundida? Que tengamos que pasar por caja, evidentemente. Otra tendencia habitual es que los motores estén tapados por una tapa de plástico oscuro, cuya función es simplemente estética. ¿Cómo podremos saber a simple vista si tenemos una fuga de aceite por la tapa de balancines? ¿Cómo podremos saber si uno de los manguitos del refrigerante tiene una fuga y está regando nuestro motor? ¿Cómo sabremos si se ha soltado algún componente o está a punto de ello? No lo sabremos hasta que no sea demasiado tarde, y hasta que tengamos que pasar por caja.
4) Un reloj de temperatura del aceite, y otro para su presión
De acuerdo, un reloj para la presión del aceite es un accesorio que sólo algunos coches prestacionales equipan, y para el resto de coche sirve con que simplemente un sensor diga si la presión es demasiado baja o alta – y realmente no hay otra forma física de saberlo. Pero un reloj para la temperatura del aceite debería ser imprescindible. Nos dice cuando podemos acelerar con garantías o pisar el acelerador con fuerza, sin miedo a dañar los componentes del coche. Y pocos coches lo equipan. Os aseguro que habría menos averías y estaríamos menos ajenos a los peligros de «pisarle» en frío si más coches lo equipasen.
5) Un reloj de temperatura del agua, no un testigo tonto
Es necesario que los coches monten un reloj que indique la temperatura del refrigerante, especialmente si vivimos en zonas con veranos especialmente calurosos. Hay muchos coches actuales que hoy por hoy no montan un reloj de temperatura del líquido refrigerante, sólo un testigo que nos dice si está muy frío o muy caliente. ¿Qué ocurre si ese sensor falla? Si la temperatura media se mantiene a un nivel alto de forma constante, puede indicar algún tipo de fallo en el sistema de refrigeración, o una fuga. Pero el testigo no nos dirá nada hasta que estemos en la zona de peligro para el motor.