Nacido para ser el mejor superdeportivo del mundo
Con tan solo 22 años, Christian von Koenigsegg se decidió a fundar una empresa con el objetivo en mente de construir el mejor superdeportivo del mundo. Corría el año 1994 y por aquel entonces poca gente situaba a la ciudad sueca de Ängelholm en el mapa. La decisión no en vano era arriesgada, pues el mundo atravesaba una crisis económica (la del petróleo de 1993) a escala global que no auguraba el mejor de los escenarios para vender superdeportivos muy caros de adquirir y mantener.
Tan solo dos años después, en 1996, Koenigsegg presentaba en público su primer prototipo: el CC. Tras rodar con él y comprobar lo bien que funcionaba, ahora había que conseguir atraer a posibles compradores. El Koenigsegg CC fue expuesto en el Festival de Cine de Cannes y su éxito fue inmediato, tanto por la buena crítica como por la gran cobertura mediática de la que pudo aprovecharse. Esto permitió a la compañía sueca avanzar para crear un producto realmente acabado.
El primer prototipo de producción de Koenigsegg se vio por vez primera en el Salón de París del año 2000: el CC8S. Esa misma unidad sirvió como coche de pruebas y posteriormente tuvieron que usarla para pruebas de choque para poder homologarlo. ¿Su motor? Un V8 sobrealimentado de 655 CV. En el Salón de Ginebra de 2003 se vio por fin el primer Koenigsegg de producción, uno de los solamente seis CC8S existentes en el mundo.
Evolución, no revolución: así ha sido la transformación de Koenigsegg
Con el paso de los años, Koenigsegg ha ido evolucionando sus modelos haciéndolos cada vez más potentes, más rápidos, más sofisticados y mejores, manteniendo siempre una línea continuista. Así fue como nació el CCR, una evolución del CC8S que pasaba a tener 806 CV (además de diversas mejoras más) y se convertía en el coche de producción más potente y rápido del mundo: con 387,86 km/h de punta, batió al McLaren F1 por muy poco margen.
Tras el CCR llegó el CCX, el primer modelo que la marca pudo vender en Estados Unidos. Y después del CCX, en 2007, conocimos al CCXR. Con este modelo llegó una evolución a nivel mecánico que supuso traspasar los cuatro dígitos de potencia: el nuevo CCXR era capaz de funcionar con gasolina o E85 (85% etanol); con este último conseguía rendir 1018 CV de potencia.
En el Salón de Ginebra del año 2007 Koenigsegg llevó el que hubiera deseado que participase en competición: el Koenigsegg CCGT. La intención de los suecos era correr en la categoría GT1 de Le Mans, pero un cambio en la normativa aumentó el número de coches de calle necesario para homologar el de competición; tal cifra era irrealizable para un fabricante tan pequeño como Koenigsegg.
En 2008 Koenigsegg lanzó los CCX ‘Edition’ y CCXR ‘Edition’, que equipaban carrocería de fibra de carbono vista y llantas de nuevo diseño, entre otros. Ese mismo año, el CCX estableció nuevos récords del mundo para el 0-300 km/h-0 (en 29,2 segundos) y para el 0-200 km/h (9,3 s).
Antes de presentar el Agera, Koenigsegg lanzó el CCXR Special Edition, que equipaba un alerón trasero doble, carrocería de fibra de carbono sin pintar, un nuevo sistema de infoentretenimiento con pantalla táctil y, por primera vez en un Koenigsegg, una transmisión secuencial con levas tras el volante.
Koenigsegg Agera: acuñando el término ‘hiperdeportivo’
En marzo del año 2010, Koenigsegg presentó en Ginebra el nuevo Agera. Aunque seguía siendo una evolución de lo visto anteriormente, lo cierto es que la marca pretendía dar un salto mayor que nunca antes. El nuevo modelo pasaba de la doble sobrealimentación a la doble turboalimentación, consiguiendo unas cifras de 960 CV y 1100 Nm de par. Además tenía un interior completamente rediseñado y unas llantas con radios en forma de turbina para extraer calor de los frenos.
Tras el Agera llegaron los Agera R (1140 CV alimentado con E85) y Agera S. El primero volvió a batir el récord de 0-300 km/h-0, dejándolo en 21,19 segundos; el Agera S se lanzó para los mercados donde el bioetanol no estaba disponible. Se recalibró el mapeado del motor y se consiguió extraer 1040 CV de potencia funcionando con gasolina de 95 octanos. Además, el Agera S estrenó las llantas de fibra de carbono AirCore de la marca, un 40% más ligeras que las convencionales.
Cuando parecía que el Agera no podía dar más de sí, Koenigsegg lanzó el One:1, el primer coche de producción con una relación de 1 kg/CV. 1360 CV para un coche de 1360 kg, capaz de alcanzar aceleraciones laterales de 2G.
Koenigsegg Regera: un concepto original y cifras de otro mundo
En 2015 Koenigsegg fue a Ginebra con, esta vez sí, una pequeña revolución. Su nombre: Regera. Su concepto: nada como lo visto anteriormente. El primer híbrido de la marca sueca monta tres motores eléctricos y un V8 biturbo de combustión interna para entregar en total una potencia de 1500 CV. Lo más extraordinario de todo es la peculiar forma de transmitir la potencia a las ruedas: en el Regera, por extraño que pudiera sonar, no hay una caja de cambios al uso.
El Regera utiliza un sistema llamado Koenigsegg Direct Drive, que utiliza los motores eléctricos para impulsar el coche a la salida, con el motor de combustión contribuyendo al impulso desde los 30 km/h en adelante. Según Koenigsegg, la transición entre el impulso mediante energía eléctrica y la combustión interna es totalmente progresiva, otorgando al mismo tiempo un gran confort y unas prestaciones sin igual.
Su tecnología, por supuesto, no acaba ahí. Destacables son también su carrocería con sistema AutoSkin, las llantas de fibra de carbono o su aerodinámica activa, además de otras ya vistas anteriormente como la suspensión TripleX.
Además del salto cualitativo, el Regera supondrá un importante cambio en las cifras del fabricante: construirán 80 Regeras (durante sus más de dos décadas de vida han fabricado poco más de 130 coches) durante los próximos cinco años.
¿Qué significa el logo de Koenigsegg?
El emblema de Koenigsegg, arriba ilustrado, tiene forma de escudo con marco azul y rombos rojos y amarillos dentro del mismo. Toma como fuente de inspiración un antiguo escudo heráldico de la familia Koenigsegg, que vivió en la Edad Media en la Suabia alemana.
El autor del emblema fue Jacob Leftman, un diseñador gráfico fallecido en el 2002, y amigo de Christian von Koenigsegg, con quien creció y estudió en la misma escuela.