Los límites de velocidad, lejos de lo que uno se piensa, no son establecidos sino que fluyen con el tiempo. En España, desde hace prácticamente medio siglo se estipula en 120 kilómetros por hora (aunque, entre 1974 y 1976, se pudo ir legalmente a 130) mientras que en otros países se puede ir a 130 o más. En Europa las leyes están cambiando y la cuestión es, ¿tomará nuestra DGT el mismo camino?
De media, corremos más allá del límite
La DGT es sabedora de que una gran parte de los conductores que circulan por autovías y autopistas lo hace a más de 120 kilómetros por hora – de hecho, es común ver a turismos circulando a más de 129 kilómetros por hora según datos recientes. Lo cual es curioso, teniendo en cuenta que por la conocida regla del margen de error de los radares fijos del 7%, de manera que hasta los 128,4 km/h uno no recibiría una ‘amistosa carta’ de la DGT (El Economista).
Este límite ‘genérico‘ de 120 kilómetros por hora se estableció en una época en la que buena parte del parque automovilístico en España a duras penas llegaba a esa velocidad punta. Ahora bien, una vez los 600, 2CV y similares quedaron relegados a piezas de coleccionismo, las prestaciones de los coches han ido aumentando de manera que muchos pueden rodar desahogados a más de 240 km/h sin problemas. A lo que hay que añadir la mejora de las infraestructuras, con autopistas en mucho mejor estado que las carreteras de aquel entonces, con un asfalto que parecería casi tierra a día de hoy en comparación.
En República Checa se aprobó en 2023 aumentar el límite de velocidad en algunos tramos de autopistas de 130 a 150 kilómetros por hora, lo cual se hará efectivo en 2026. Una idea similar se propuso en Italia también en 2023 por parte del ministro italiano de Infraestructura y Transporte (La Grada Online). En Estonia, en cambio, no se puede circular (legalmente) a más de 90 kilómetros por hora.
Por supuesto, tenemos también el caso de la Autobahn con tramos sin límite de velocidad donde es común ver vídeos de coches llegando a 300 kilómetros por hora, si bien son casos muy concretos en Alemania. Francia, Croacia, Austria y Grecia son países donde se puede circular a 130 mientras que Noruega, Suecia o Chipre tienen su límite en 110 km/h. Reino Unido también se sitúa por debajo en comparación con España dado que en autopistas están limitados a 70 millas por hora, unos 113 kilómetros por hora.
La DGT no parece seguir el ejemplo de la República Checa
En España, en cambio, los límites de velocidad parece que se quedan en 120 km/h, después de unos años en los que se redujo a 110. Entre los cambios más recientes, está el de la limitación a 30 kilómetros por hora en vías urbanas de un solo carril por sentido (y menos en caso de vías con la acera al mismo nivel que la calzada) y el adiós de aumentar en 20 kilómetros por hora para adelantar en autovías y carreteras convencionales. Una práctica que, por otro lado, muchos conductores mantienen de todos modos en su día a día.
Cabe destacar dos factores: en primer lugar, que el exceso de velocidad no suele ser de por sí la causa real de accidentes mortales en la carretera, no tanto como las distracciones (caso del teléfono móvil al volante) además de causas como el alcohol o las drogas. En segundo, que una mayor velocidad implicará un consumo exponencialmente más elevado, como ya comparamos entre ir a 120 y a 140 kilómetros por hora.