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Así se hacían antes: Mira en detalle este Citroën 2CV sin restaurar que todavía funciona

Un vehículo barato, con consumo ridículo y una espectacular suspensión que permite atravesar un campo arado con una cesta de huevos si que uno solo se rompa. Esta es la definición con la que nació el Citroën 2CV, un coche que logró ser realmente durable en producción y en el tiempo.

Citroën y las ediciones especiales limitadas

Este coche tan emblemático se vendió desde 1948, hasta 1990. Se fabricaron más de 5 millones de unidades incluyendo la variante furgoneta y, de todas esas, más de 280.000 fueron fabricadas en España. Fue todo un súper-ventas, pero por muy bueno que fuese, no se vendía solo.

Las ventas decayeron en los 70 y los de Citroën decidieron probar suerte con una edición limitada llamada 2CV Spot en 1976. Las ventas volvieron a subir gracias a alcanzar a un público más joven al que lo enfocaron. Dieron con la tecla. Estas versiones limitadas eran la clave para seguir asegurando ventas. Así nació el Charleston, una edición especial con la que, podemos decir, le fue demasiado bien a Citroën.

El Citroën 2CV Charleston se lanzó en 1980 como una nueva serie limitada destinada a satisfacer a los más puristas del 2CV de siempre. Tuvo tanto éxito, que pasó de «limitada», a «modelo de serie»

Vista trasera y lateral del clásico Citroën 2CV Charleston

Citroën 2CV Charleston

El Charleston se diferenciaba por una tapicería específica de color gris adornada con rombos y faros redondos cromados. Es increíble ver cómo todo eso se ha mantenido en esta unidad, en la que podemos apreciar los detalles de una fabricación sencilla y hecha para perdurar.

Ha tenido 6 propietarios y ha permanecido sin tocar durante 25 años. A pesar de ello, el coche arranca y anda. La pintura, a pesar de imperfecciones y algún desgaste, se mantiene original, como todos los paneles de la carrocería. Hay óxido por muchos lugares, aunque es solo superficial. Probablemente, no estuvo a la intemperie.

El techo de lona y todos los cristales se mantienen originales, como el resto del interior. Se ven picotazos en los asientos, pero para tener casi 40 años, parece poca cosa. Todo funciona, salvo el indicador de combustible. Una ventaja de no tener elementos sensorizados ni electrónicos, es que no se pueden romper.

Como curiosidad, los Charleston producidos en la planta de Mangualde de Portugal, se identifican gracias a la presencia del logotipo del cristalero español «Covina» en las ventanas

Vista del interior del 2CV Charleston, mostrando sus asientos distintivos

Un icono que revolucionó la industria del automóvil y se ha convertido en objeto de culto

El 27 de julio de 1990 a las 16.30h, el último «doscaballos» salía de la cadena de montaje de Mangualde. Era un 2CV6 Charleston gris Nocturne y Gris Cormoran. Fue la unidad número 5.114.969 y última del modelo.

El modelo de este artículo es de 1986 y puedes observar todos sus detalles en las fotos cortesía de Bidders Highway, una casa de subastas sueca de coches pasionales. Allí se vendió por 66.000SEK, equivalentes a unos 5.800€. Mientras tanto, en España, una unidad en buen estado se puede encontrar desde unos 10.000€.

Pueden no ser coches para usar todos los días, pero son divertidos y tienen un carácter único de conducción. Además, es un icono y el nexo de unión entre miles de coleccionistas y apasionados de los automóviles por todo el mundo. Un modelo sumamente especial que, encima, siendo matriculado como histórico, puede meterse por las zonas de bajas emisiones. ¿Qué te parece?

El Citroën 2CV nació como «el coche para el pueblo». La combinación de factores históricos, emocionales y prácticos lo han terminado envolviendo en un aura de fascinación casi mundial

El Citroën 2CV Charleston destaca por su diseño icónico y su gran personalidad.

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Martín Jemes

Amante del mundo del motor y cinéfilo, nada le gusta más que contar una gran historia. Seguir leyendo...

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