Cuando hace unos días conocimos por fin la nueva generación del Porsche 911, la generación 992, varios pensamientos sobrevolaron mi mente. Sin entrar al detalle del orden en que fueron entrando en mi cabeza, uno de esos pensamientos (llamadlo opiniones, si preferís) fue que el 911 seguía siendo un 911, claramente inconfundible; en un modelo así, la lógica no manda grandes revoluciones sino cuidadas y medidas evoluciones. Pero bastó una lectura a la nota de prensa con todas las novedades del 992 para dar con tres aspectos que me hicieron considerar que el 911 no volverá a ser el que una vez fue.
El Porsche 911 992 dice adiós a los 5 relojes analógicos
El primero y más llamativo es, sin duda, la pérdida de los cinco diales analógicos del panel de instrumentos. Un rasgo tan característico del 911 (y de Porsche, en general) que se me hace raro pensar que no los volveremos a ver. Es cierto que en el 991 ya había un dial, el de más a la derecha, que era una pantalla, pero aún se mantenían los cinco aros de circunferencia físicos, tangibles, con cuatro de los diales analógicos.
Porsche 911
Evidentemente, es el curso natural del avance tecnológico y en el nuevo Porsche 911 pasa a haber un cuentarrevoluciones analógico en el centro y dos pantallas de 7 pulgadas de alta resolución a los lados, si bien estas facilitarán toda la información esencial a través de diales redondos virtuales.
¿Carrera o Carrera 4? No lo sabrás por la anchura ni la franja roja de la zaga
Y si lo anterior era un rasgo inconfundible del interior, el siguiente tiene que ver con lo que se ve desde fuera. Una característica que venía diferenciando los 911 de tracción trasera de los Carrera 4 desde la generación 993 (excepto la 996) y que ahora deja de existir: la diferencia de anchura de vías entre los Carrera y los Carrera 4.
Ya no podrás diferenciar a lo lejos si el 911 es de tracción a dos o a cuatro ruedas, un aspecto con el que recuerdo haber jugado a afinar mi vista desde que tengo uso de razón para descubrir lo antes posible de qué versión se trataba. Algo a lo que también ayudaba el hecho de que los Carrera 4 -no en todas las generaciones- tuvieran la característica franja roja uniendo los pilotos traseros.
En el todavía actual 991, entre un Carrera y un Carrera 4 hay cuarenta milímetros de diferencia (1.518 vs 1.558 mm) en el ancho de la vía trasera, algo aparantemente insignificante pero que se refleja perfectamente en unos pasos de rueda más anchos. Una tradición que se remonta a la generación 993, en la que el de tracción total tenía una vía trasera 30 mm más ancha que el Carrera 2.
Ahora, con el 992 todos los Carrera dispondrán de la franja -de diseño tridimensional- entre los pilotos traseros y el ancho de vías trasero será el mismo para todas las versiones. Tal vez no rompa los esquemas de la tradición 911, o sí, pero es algo que echarán en falta muchos nostálgicos y algún que otro quemadillo, como un servidor.
Cada vez más pesado y más grande: cada vez más GT
Interior, exterior y carácter. El último rasgo por el que el 992 deja atrás su pasado, en mi opinión, es su condición cada vez más vehemente e irrebatible de Gran Turismo. El nuevo Porsche 911 Carrera 4S Coupé con cambio PDK es 55 kg más pesado que su predecesor; es también más grande: concretamente 20 mm más largo y 2 mm más alto (2 mm), y el frontal es 45 mm más ancho que el de la generación saliente.
Con 1.590 kilos (peso del nuevo Carrera S con cambio PDK), el 992 todavía queda lejos de los registros de los grandes GT como el DB11, el 812 Superfast o el Bentley Continental GT pero también está cada vez más alejado de aquel concepto de deportivo ligero y relativamente pequeño que mantuvo durante años.
Esto no es sino consecuencia de una gama amplísima (puedes ver aquí las 24 versiones del 991) que permite tener multitud de versiones con perfiles distintos, dejando margen para versiones de marcado carácter GT y otras puramente prestacionales. Pero también es consecuencia de la necesidad de distanciarse del Cayman, un modelo que le ha permitido (quizá obligado) al 911 inclinarse hacia un carácter, si bien muy deportivo, más refinado y acomodado.