Es evidente que el tráfico en las grandes ciudades genera problemas, congestión en las calles, dificultad para realizar cualquier desplazamiento urbano y, en última instancia, contaminación. Nadie pone en duda a día de hoy que, ante estos problemas, hay que valorar diferentes soluciones. Las restricciones al tráfico, abogar por vehículos menos contaminantes, e incentivar el transporte público, son algunas de las medidas que ya se están implantando en muchas urbes. Ahora bien, ¿y si nos pagaran 3.500 euros por renunciar a nuestro coche? ¿Se solucionarían los problemas del tráfico y la contaminación?
3.500 euros por renunciar a tu coche
Reino Unido está proponiendo una solución radical o, como mínimo, sorprendente, que va mucho más lejos de los incentivos para renovación del coche, que por sustituir un vehículo antiguo y más contaminante, por uno nuevo, y más eficiente, te proporcionan una pequeña ayuda económica.
Según The Times, el gobierno británico propondrá una subvención de 3.000 libras (casi 3.500 euros al cambio actual), a aquellos que decidan deshacerse de su coche privado, para moverse en transportes públicos, y coches y bicicletas compartidas.
Un proyecto piloto para reducir el número de coches
El plan inicial es introducir estas ayudas a modo de prueba piloto, estudiar su funcionamiento, y su viabilidad, para decidir si es posible su implantación a gran escala en todo el país. La prueba piloto se introduciría inicialmente en Coventry y West Midlands y en ella participarían 100 conductores, que renunciarán a su coche para desplazarse únicamente en transporte público.
Cada uno de los conductores recibirá una ayuda, por renunciar a su coche, entre los 2.333 euros y los 3.500 euros al año. Esta ayuda llegará en forma de saldo en una tarjeta prepago, y en una aplicación para el móvil, de manera que esa cantidad pueda utilizarse para pagar los desplazamientos en transporte público, y otras soluciones ecológicas, como alquiler de bicicletas, o coches compartidos eléctricos.
Es evidente que esta idea no está exenta de dudas y polémicas. ¿Debería pagar el contribuyente a aquellos que tomen la decisión de renunciar a su coche? ¿No tendrían el mismo derecho a esas ayudas aquellos que, desde un primer momento, se desplacen en transporte público y ya hayan renunciado a desplazarse en coche privado?
De implantarse a gran escala, en Reino Unido ya valoran que estas ayudas no solo se financien con fondos públicos, sino también gracias a la contribución de las empresas públicas y privadas de transporte, y a compañías que operen con vehículos compartidos ecológicos. El objetivo de la prueba piloto, sobre todo, pasa por estudiar qué incentivos necesitaría un conductor para renunciar a su coche privado.
Y lo cierto es que las intenciones de Reino Unido pueden ir más allá de estas ayudas. Probablemente el objetivo final sea comprender si los conductores renunciarían a su coche si a cambio pudieran desplazarse en transporte público gratis, o a muy bajo coste, que en la práctica es lo que conseguirían con estas ayudas.