Personalmente el concepto sleeper me encanta. Y es que mientras que hay a quien le encanta que la gente sepa que llevas muchos caballos bajo el capó, hay otros a los que les gusta pasar desapercibidos, y no hay mejor opción para ello que este tipo de coches. Es por ello que hoy os traemos 5(+1) lobos con piel de cordero capaces de arrancarte las pegatinas sin que lo sospeches. No obstante, hay que tener en cuenta que no son coches actuales, por los que debemos saber que sus capacidades se miden en el contexto en el que estaban a la venta.
Estos son vehículos que tan solo el ojo más experto podría descubrir su verdadera identidad, la cual se esconde detrás de carrocerías familiares, de anodino compacto e incluso de monovolumen. Y es que ese maravillo maridaje comprendido por tener 500 CV bajo el capó y una estética que no llama lo más mínimo la atención me parece digno de elogiar y admirar hasta el punto de elaborar esta lista.
Volvo V70 R
Porsche 911
Creo que no hay mejor ejemplo de sleeper que un buen Volvo con su característica forma de ladrillo y un cinco cilindros en sus entrañas. Sí, me refiero al incombustible V70 R, versión más vitaminada del familiar sueco que hacía temblar otrora a berlinas de apellido M, RS y AMG.
Su apaciguada estética no dejaba lugar a dudas: para la mayoría era un simple coche familiar. Pero en el fondo estamos ante un familiar que, por medio de una puesta a punto específica y un cinco cilindros de 2.5 litros turbo capaz de erogar 299 CV y 400 Nm de par, cubría el 0 a 100 en 5,9 segundos y alcanzaba una velocidad punta de 250 km/h.
BMW 130i
Pensar hoy en día en un compacto deportivo implica una receta conformada por: cuatro cilindros turbo, petardeos hasta la saciedad y una estética excéntrica. Pues bien, el BMW 130i de la generación E87 era la antítesis a ese cómputo de rasgos que, personalmente, cada día les encuentro menos encanto -llamadme viejoven-.
Y es que detrás de esa estética sosegada y casi aséptica -especialmente si no se equipaba el paquete M- se escondía una configuración mecánica poco habitual en un compacto, y más en los tiempos que corren actualmente. Se trataba de un seis cilindros en línea atmosférico de 3.0 litros que producía 265 CV y 315 Nm de par, cifras que permitían que el 130i firmase en 0 a 100 en 6,1 segundos y una velocidad máxima de 250 km/h.
Mercedes-AMG R 63
Confío plenamente en que le subiesen el sueldo a quien propuso por allá en 2006 introducir un V8 de más de 500 CV en un monovolumen. Y es que así nacía uno de los coches deportivos más raros pero atractivos -aunque para gustos, colores- de la historia: el Mercedes-AMG R 63.
Detrás de su poca agraciada estética para muchos, se ocultaba un auténtico monstruo. Y es que pensad por un momento en que era posible llevar a siete pasajeros en un monovolumen animado por un colosal V8 atmosférico de 6.2 litros que producía 510 CV y 630 Nm de par. El 0 a 100 ocurría en unos impresionantes -hay que tener en cuenta los casi 2.400 kilos que declaraba sobre la báscula- 5,1 segundos, mientras que la velocidad punta era de 250 km/h.
Audi Q7 V12 TDI
El Audi Q7 V12 TDI puede que para muchos no encaje por concepto como lobo con piel de cordero, especialmente al tratarse de un SUV. Pero es que es tal el tren motriz que ofrece, que era capaz -y es en la actualidad- de asustar a muchos coches de altas prestaciones pese a la inofensiva apariencia que tiene.
El «culpable» de ello es, ni más ni menos, que un V12 TDI extraído directamente de Le Mans. Y es que dicha mecánica de 6.0 litros, que por cierto, estuvo a punto de terminar en las entrañas de un R8, desarrollaba 500 CV y 1.000 Nm de par, cifras que catapultaban a esta mole de 2.000 kilos hasta los 100 km/h en 5,5 segundos, pudiendo alcanzar también una velocidad máxima de 250 km/h.
Toyota GR Yaris
Sí, lo sé, el Toyota GR Yaris tiene, precisamente, una estética picante, pero no para el común de los mortales, y muchos conductores de coches bastante potentes obvian las capacidades del utilitario nipón. Y es que la mayoría de la gente tan solo ve un Toyota Yaris normal y corriente, solo que con llantas y parrilla negra, obviando por completo la doble salida de escape o sus pasos de ruedas ensanchada.
Pero es que su explosivo tres cilindros turbo, que ofrece 261 CV y 360 Nm de par, junto a su eficaz sistema de tracción total, convierten al GR Yaris en todo un deportivo de bolsillo. Y es que el japonés es muy capaz de superar a hot haths de mayor talante y potencia sin demasiadas dificultades con su precisión, su 0 a 100 en 5,5 segundos y una velocidad máxima de 230 km/h.
(+1) Porsche 911 GT3 Touring
Un Porsche 911 nunca pasará desapercibido, y menos en sus últimas generaciones, por eso cojo este último ejemplo con pinzas. Pero dentro de lo poco discreto que puede ser un 911 -aunque bastante más que muchos otros deportivos-, el GT3 Touring es el 911 lobo con piel de cordero por excelencia.
¿Sus argumentos? Una línea que podría ser confundida sin complicaciones por las de un 911 Carrera estándar. Sin embargo, su punto álgido reside en que es un GT3 de los pies a la cabeza, aunque sin alerón. Esto implica un seis cilindros bóxer atmosférico de 4.0 litros que ofrece 510 CV y 470 Nm de par, cifras que se pueden gestionar por medio de una caja de cambios manual de seis relaciones.