En 1967 Mazda lanzó al mercado un espectacular GT de comedido tamaño animado por un motor rotativo de dos rotores, el primero del mundo, que, bautizado como Mazda Cosmo, asentó la base pasional de la marca de Hiroshima, el germen inicial del icónicos modelos como el Mazda RX-7 o el Mazda MX-5. 50 años, se dice pronto, no se cumplen todos los días y claro, el homenaje tanto al Mazda Cosmo como al legado de motores rotativos de la marca japonesa es obligado, más aún cuando en el horizonte se atisban serias posibilidades del regreso de este tipo de motores.
El Mazda Cosmo no sólo fue pionero en el uso del motor rotativo… ¡también fue el primer modelo deportivo de Mazda!
El primer coche deportivo de Mazda y vaya deportivo. El Mazda Cosmo contó con una producción muy breve, sólo ses construyeron 1.176 unidades, pero este modelo se convirtió, como mencionábamos antes, en la semilla que daría paso a la Mazda que conocemos hoy en día, sirviendo de transición entre una marca dedicada a camiones, vehículos comerciales y coches pequeños y los primeros pasos de la marca tal y como la conocemos hoy en día.
El motor rotativo del Mazda Cosmo, con dos rotores de 491cc, había sido concebido inicialmente por NSU (recientemente Audi celebrara su 60 aniversario) y tras ser desarrollado e implantado por Mazda en el Mazda Cosmo desarrollaba una potencia de 110 caballos que más adelante daría paso a una potencia de 128 caballos.
Tras el Capella, una berlina deportiva con motor rotativo, llegó el Savanna y en 1978 el Savanna RX-7:
Tres años más tarde el motor rotativo daría el salto desde este coupé al Mazda Capella con 120 caballos, aunque esta berlina deportiva contaba también con otras motorizaciones más modestas. Un año más tarde Mazda introdujo el Mazda Savanna (el segundo coupé con motor rotativo) que en 1978 sería sucedido por el Mazda Savanna RX-7, sí, el primer RX-7, con un motor rotativo de 130 caballos.
Dos generaciones más de RX-7 junto al RX-8 y los modelos antes mentados han llevado a Mazda a vender un total de 2 millones de coches movidos por este tipo de propulsores, un motor que además se encargó de convertir a Mazda en la única marca japonesa (hasta la fecha) que ha ganado las 24 Horas de Le Mans, con el Mazda 787B, dotado de un motor rotativo de cuatro rotores, de 2.6 litros, que desarrollaba una potencia de 710 caballos.
El último rotativo llegaba con una edición especial del RX-8 que sólo se vendió en Japón
A finales de 2011 Mazda lanzó la última versión del Mazda RX-8 y con ella moría, al menos por ahora, el motor rotativo. Por suerte no paran de sucederse los rumores sobre el regreso del motor Wankel de la mano de un nuevo deportivo, una idea que bien se ha encargado de reforzar la propia Mazda con el Mazda RX Vision y con alguna que otra declaración en su revista oficial que nos hace ser bastante optimistas.
Ahora sólo resta que se cumplan los pronósticos, que Mazda reviva al motor rotativo y ver como esta mecánica, bautizada como Skyactiv-R, se integra en estos nuevos tiempos.