Pronto habrán pasado cuatro años desde que se destapara el escándalo de las emisiones de los diésel de Volkswagen. Y aún siguen surgiendo casos de vehículos que, según las autoridades europeas, podrían haber instalado dispositivos ilegales para alterar las emisiones de los coches en los procesos de homologación. 60.000 diésel serán llamados a revisión en Alemania por una supuesta manipulación de emisiones. Según los medios alemanes (DW), la acusación que ahora pesa sobre Daimler estaría en un dispositivo descubierto en el Mercedes GLK 220 CDI fabricado entre 2012 y 2015.
60.000 diésel llamados a revisión en Alemania
Daimler, que habría negado las acusaciones y espera tener la oportunidad de defenderse, ha anunciado estos días la revisión de sus previsiones de crecimiento, y la dotación de una provisión extraordinaria para cubrir los costes de «diferentes procedimientos legales y otras medidas relacionadas con sus diésel», sin haber mencionado específicamente el caso que nos ocupa.
La KBA, el departamento competente en materia de circulación del Ministerio de Transporte de Alemania, habría conminado a Mercedes-Benz a llevar a cabo esta llamada a revisión, a pesar de que la marca asegura que no existe ninguna irregularidad en sus motores. De momento, la llamada a revisión se limita a los diésel comercializados en el mercado alemán, y no tenemos constancia de que se haya extendido a otros mercados.
La acusación que pesaría sobre el Mercedes GLK sería que cuenta con un dispositivo que una vez activado en el proceso de homologación permitía que el vehículo superara los umbrales de emisiones estipulados. Al desactivar esta lógica de funcionamiento, el Mercedes GLK 220 CDI superaría el umbral establecido, de unas emisiones de 180 miligramos de NOx por kilómetro.
Los coches que han sido llamados a revisión por Mercedes-Benz, por razones similares, se cuentan por cientos de miles. Y si incluimos los diésel que Mercedes-Benz ha llamado a revisión voluntariamente, sin que se identificase una manipulación o pesara sobre la marca alguna acusación, las llamadas a revisión habrían superado ya los tres millones de coches.