Aún recuerdo como si fuera ayer la primera vez que tuve ocasión de conducir un Abarth 500. Aquellas sensaciones, algunas de sorpresa. La cara que pusieron muchos peatones al detenerme, o salir de un semáforo, al girarse para ver el flamante deportivo que proyectaba ese sonido tan grueso y contundente y encontrarse con un Fiat 500 con esteroides. Era más joven e ingenioso. Tal vez por eso no se me ocurrió mejor forma de definirlo como un bebé, un recién nacido, con la voz de Darth Vader / Constantino Romero.
El sonido de los Abarth siempre fue una de las claves de su encanto. Desde su lanzamiento, Abarth promovió activamente las modificaciones para mejorar aún más el sonido y el carácter de su deportivo de bolsillo. En sus primeros años, Abarth ofrecía packs a sus clientes que incluían, entre otras cosas un nuevo sistema de escape. Para que después de haber disfrutado uno o dos años de su Abarth 500, el cliente pudiese acudir a su taller a mejorar las prestaciones, y el sonido, de su 500. Y seguir disfrutándolo como si fuera el primer día.
Mucho ha llovido desde entonces. Y ahora el Abarth 500 – denominado 500e – es eléctrico. Y sin tubos de escape, ni sonidos de motor, Abarth ha optado por un sonido sintetizado y emitido por un altavoz.
El sonido sintético del Abarth 500e
Abarth nos cuenta que no podían renunciar a una de las características más importantes de su producto, el sonido. Y por eso diseñaron un sistema que, según la marca, «ofrece una experiencia de sonido inmersiva a quienes desean conducir vehículos eléctricos sin renunciar al afamado e inconfundible rugido Abarth». En otras palabras, simular un sonido de motor de combustión interna en un eléctrico. Abarth lo ha denominado Sound Generator.
Este sonido, por supuesto, se puede conectar y desconectar a placer.
Desconocemos hasta qué punto puede resultar inmersiva la simulación de sonido del nuevo Abarth 500e. ¿Será realista? ¿Suficientemente contundente para compararse con un motor de combustión interna real? ¿Habrá petardeos? ¿Cómo abordarán la aceleración lineal de un eléctrico, sin saltos entre las marchas que uno espera en un Abarth de gasolina?
En el vídeo superior, publicado por Abarth, se nos mostraba un sonido bastante contundente y, sinceramente, evocador. Pero un vídeo oficial de la marca nunca nos va a trasladar una visión realista y aún menos transmitirnos las verdaderas sensaciones que transmite ese emulador de sonido.
This is how the new Abarth 500e sounds. And this is what the external speaker looks like – it’s massive! (Sorry that this pre-production prototype was unable to ‘rev’ for the camera) #abarth #abarth500e pic.twitter.com/EgAZrrOeFv
— Chris Rees (@quillerrees) January 17, 2023
Hoy nos encontrábamos con una publicación de Chris Rees, periodista italiano y editor de la revista Auto Italia, que nos daba algunos detalles adicionales al respecto del Sound Generator del Abarth 500e.
Aún sigue sin resolvernos muchas dudas. Pero sí que nos muestra el sonido que se escuchará en el exterior, del motor a un falso «ralentí». Y lo que es aún más interesante, el gran altavoz que ha sustituido el sistema de escape, en la base del coche, para que el rugido sintético del Abarth 500e no solo se escuche en el habitáculo, sino también en el exterior.
Eléctricos que tratan de conseguir las sensaciones de los coches de antaño
Como apreciación personal, tan solo añadir que en ningún caso me gustaría denostar al eléctrico, o al trabajo de Abarth con el 500e, con este artículo. El único futuro que afronta la industria del automóvil pasa por el coche eléctrico. Y el único futuro posible para Abarth es eléctrico.
No soy partidario de este tipo de soluciones, que por supuesto tendremos que probar en el nuevo Abarth, que intentan simular el sonido de un motor de combustión interna en un eléctrico. Considero que los eléctricos tendrán que buscar sus sensaciones de alguna forma, aprovechando sus cualidades, no rememorando un pasado mejor. Y considero también que aquellos que queramos seguir disfrutando de las sensaciones de los coches de antaño no tendremos otra que hacerlo conduciendo los coches de antaño y no coches que traten de imitar esas sensaciones.