No es la primera vez que Dacia hace reflexionar a la industria del automóvil, sin embargo ahora la marca rumana va un paso más allá al cuestionar la obligatoriedad de los sistemas de seguridad activa. Organismos como EuroNCAP exigen cada vez más asistencias a la conducción en cada coche nuevo fabricado, algo que redunda en una menor siniestralidad, pero que también supone un claro encarecimiento de los coches. Y esto nos lleva a preguntarnos: ¿de verdad necesitamos coches tan seguros?
Los últimos resultados de Dacia en las pruebas realizadas por EuroNCAP se tradujeron en unas muy malas puntuaciones para los modelos Sandero y Jogger con dos y una estrella respectivamente. ¿Son coches inseguros? No, pero no son tan seguros como exige la última actualización de criterios de evaluación empleada por el organismo. Así, sin una dotación de asistencias a la conducción completa e instalada de serie, sacar buena nota en EuroNCAP es imposible.
El principal problema de esta dotación está en el sobrecoste que supone a la hora de fabricar un coche, un sobrecoste que se trasladaría al cliente final y que en una marca como Dacia tiene especial relevancia dada su filosofía como fabricante. Pero Dacia, más allá del ahorro también fundamenta su visión en una estrategia de practicidad, pues su propio CEO Denis Le Vot confirmaba a Top Gear que en Dacia no instalan un sistema de mantenimiento de carril porque muchos conductores lo desactivarían.
Por lo tanto, en un mercado como el europeo, que sufre una fuerta inflación de precios y que mira al futuro con no demasiado optimismo, algunos fabricantes de coches como Dacia ven con recelo a una legislación que exige cada vez más sistemas de seguridad instalados de serie, amén de una reducción de emisiones que también fuerza a electrificar todo coche de nueva producción. Y el resultado inevitable de todo esto es un notable encarecimiento del automóvil.
Y esto nos lleva a la pregunta del millón que, si bien está en el aire, nadie quiere plantear en voz alta: ¿renunciaríamos a sistemas de seguridad a cambio de coches más baratos? Si bien la respuesta no es sencilla o tan siquiera planteable a efectos legales, porque primero habría que saber dónde estaría el límite para considerar seguro un coche en ese escenario, no es menos cierto que la seguridad no tiene precio… aunque desgraciadamente sí que lo tiene.