Vivimos tiempos complejos ya no solo por el COVID-19 que, pese a la estabilización de la situación sanitaria, su efecto dominó se ha encargado de causar estragos en otros campos. Uno de ellos es el de la automoción, donde la subida de luz o la crisis de los microchips no son los únicos problemas, puesto que ahora se les une el AdBlue. Tal y como ya comentó David Villarreal en su artículo, la producción del AdBlue se ha detenido con miras a que haya escasez y una importante subida de precios, lo que podría derivar en su compra masiva antes de que esto suceda pero, ¿realmente es una buena idea? Vamos a descubrirlo.
Sin lugar a dudas puede ser un planteamiento lógico y normal si poseemos un coche diésel que requiera de dicho aditivo y nos topamos con la noticia de que empresas como Fertiberia hayan detenido la producción. Esta interrupción temporal de los principales fabricantes de AdBlue se debe, principalmente, a la crisis energética que afronta Europa con un incremento del coste del gas que afecta directamente a este sector. Ahora bien, ¿deberíamos abastecernos de AdBlue antes de que escasee?
¿Qué es el AdBlue?
Antes de entrar en si puede ser perjudicial almacenar AdBlue en garrafas debemos saber exactamente qué es el AdBlue. La principal función de este aditivo es la de reducir las emisiones que producen los coches diésel, y el cual está presente en prácticamente cualquier vehículo medianamente moderno de gasóleo. En caso de que no repostemos a tiempo o que apuremos el depósito, nos arriesgamos a que el coche entre en modo de emergencia.
Realmente estamos ante una solución acuosa de urea en un porcentaje aproximado de un 32,5%. Gracias a la tecnología SCR, que consiste en la inyección del aditivo en el catalizador para que los gases más perjudiciales se vuelvan inocuos, el AdBlue produce una reacción química que convierte el óxido de nitrógeno tóxico (NOx) en nitrógeno y vapor de agua.
Cuidado, ya que el AdBlue tiene fecha de caducidad
Bien, ya sabemos a grosso modo qué es el AdBlue y cuál es su función, por lo que, ¿debemos comprarlo teniendo en cuenta la crisis que se aproxima? Lo cierto es que antes de tomar dicha decisión y teniendo en cuenta la incierta duración de esta crisis, debemos saber que el AdBlue no es eterno y tiene fecha de caducidad.
Lo cierto es que, al tratarse el AdBlue de agua ultrapura y urea automotiva, debemos saber que su estado puede variar y, por ende, afectar a su efectividad. El agua tiende a evaporarse si se expone a altas temperaturas de forma continuada. Además, si recibe luz solar de forma directa pierde propiedades, perjudicando a la calidad del producto. Es por ello que, en caso de que decidamos almacenarlo pese a que tienen fecha de caducidad, debemos tener muy en cuenta los grados a los que se conserva.
La vida útil del AdBlue es de como mínimo 18 meses en envases precintados, pudiendo variar drásticamente si lo almacenamos en garrafas ya abiertas. Para poder garantizar esa efectividad mínima debemos conservarlo a una temperatura constante o inferior a 25 grados, y nunca por debajo de -11 grados, ya que podría congelarse.
Entonces, ¿va a haber realmente escasez de AdBlue?
La situación actual apunta a que la falta y escasez de AdBlue será una realidad más pronto que tarde. Como ya hemos mencionado, los diésel modernos recurren a este aditivo y, en caso de no contar con él, no funcionarían. Sin embargo, debido a los motivos de la crisis del AdBlue no parece un escenario plausible ni que vaya a alcanzar dichos extremos.
Y es que la parada de la producción del AdBlue no se debe a causas de fuerza mayor como falta de materia prima o daños en las plantas químicas, sino por una decisión económica de los productores. Estos han decidido estratégicamente llevar a cabo detenciones de la producción para minimizar las consecuencias del aumento de costes del gas.
Si se llegase a dar el hipotético escenario en el que no hubiese suministro de AdBlue para abastecer a los vehículos diésel, estaríamos hablando de un problema muy grave. Sin embargo, a los que sí afectará drásticamente esta situación es a los transportistas, quienes emplean vehículos pesados que requieren de cientos de litros de AdBlue para su correcto funcionamiento.
Y es que el aumento del precio del AdBlue repercute directamente en los transportistas, uno de los principales consumidores de este aditivo. Si a ello le sumamos los costes del propio combustible repercute directamente en un aumento de los precios de los bienes de consumo y las materias primas.