Hace poco más de un año la división premium de Nissan, Infiniti, nos presentó el impresionante Project Black S. Un prototipo deportivo basado en el Infiniti Q60, que aplica en un coche de calle tecnologías derivadas directamente de la Fórmula 1. Aquél prototipo no fue apenas detallado, y es de cara al Salón de París cuando Infiniti revela parte de sus detalles y de su revolucionario esquema de propulsión – en cierto modo, similar al del Mercedes-AMG One. Su diseño no cambia, reteniendo un aspecto extremadamente agresivo al que se añaden unos ligerísimos acentos amarillos en ruedas y frontal.
Esos acentos de color amarillo no son casuales. Son el color de la escudería Renault Formula One, la que ha suministrado parte de la tecnología híbrida de este deportivo de altos vuelos. El corazón del coche sigue siendo un motor 3.0 V6 VQ30 de doble turbo y 405 CV de potencia. La principal diferencia con un VQ30 de serie es que los turbos son eléctricos, y están asociados a un sistema MGU-H de recuperación de energía térmica. El calor generado por los dos turbocompresores es transformado en energía eléctrica, al igual que la energía recuperada en frenadas y deceleraciones.
La unidad MGU-K también transforma esta energía cinética en electricidad. A falta de más detalles, entendemos que esta energía es después liberada de golpe, alcanzando una cifra combinada de 571 CV. Este extra de energía eléctrica, procedente del sistema ERS (Energy Recovery System) podría estar sólo disponible durante unos segundos, a voluntad del conductor. Sobre el papel, será capaz de hacer el 0 a 100 km/h en menos de cuatro segundos. En el Salón de París la marca ofrecerá más detalles de este sistema de recuperación energética, así como las posibilidades que tiene de llegar a un coche de producción.
Infiniti también menciona en su nota de prensa que el rediseño del alerón trasero – construido en fibra de carbono – ha sido llevado a cabo en asociación con el equipo de Fórmula 1. Con acceso a túneles de viento y tecnologías de moldeado digital, este alerón ofrecería un equilibrio ideal entre carga aerodinámica y estabilidad en rectas.
