Son días tristes para los aficionados a la aviación. La semana pasada, abandonaba las instalaciones productivas de Airbus en Hamburgo (Alemania) el último Airbus A380. Con este gigantesco leviatán de los cielos termina definitivamente la producción del Airbus A380, que se extendió durante 14 años. El A380 no ha sido un proyecto de éxito para Airbus, pese a haber sido su avión más ambicioso, por capacidades, tamaño y coste. El último A380, con matrícula A6-EVS, ha sido entregado a la aerolínea dubaití Emirates, que ha sido desde el inicio del programa, su principal cliente.
De hecho, este último A380 se convierte en la unidad número 123 adquirida por Emirates, a un coste medio superior a los 400 millones de dólares por aeronave. En total, se han fabricado 251 unidades de este gigante de los cielos, lo que implica que Emirates opera prácticamente la mitad de toda la flota mundial de A380. El vuelo de prueba del último A380 dejó un enorme corazón en el cielo de Alemania, visible solamente en las aplicaciones y webs de seguimiento de vuelos. Un bonito guiño para su adiós definitivo. La pregunta es, ¿qué ocurrió para que el proyecto del A380 fracasase?
El A380 fue concebido en el lejano año 1988, pero el proyecto no dio comienzo de forma oficial hasta el año 2000. Se buscaba un avión de alcance mayúsculo, con una capacidad de pasajeros muy superior a la de un Boeing 747, dos cubiertas y una gran eficiencia en el consumo de combustible. Estaba ideado para rutas de gran volumen de pasajeros, ya que su enorme tamaño lo hacía incompatible con algunos aeropuertos, cuyas instalaciones carecían de «fingers» y tripulación de tierra capaces de servir a esta enorme aeronave. No obstante, ese no fue su principal problema, solo uno de ellos.
Simplificando la historia al máximo, lo que debéis saber es que cuando el primer vuelo comercial del Airbus A380 tuvo lugar en 2007, Boeing llevaba años comercializando versiones de largo alcance del 777, y en paralelo, desarrollando el Boeing 787 Dreamliner. Estos jets de doble motor eran mucho más económicos de operar y mantener que un A380, combinando una buena capacidad de carga y pasaje con una gran eficiencia, fruto de los avances en tecnología de motores. El 787 fue el primer avión comercial con fuselaje de materiales compuestos, haciéndolo mucho más ligero y eficiente que sus rivales.
En el transporte aéreo la eficiencia se traduce en menores costes operativos, y las grandes aerolíneas lo tuvieron muy claro: cancelaron sus pedidos de A380 en masa, optando por reactores de largo alcance y dos motores, dotados de una nueva generación de motores mucho más económicos. De hecho, queda patente que ese es el futuro: la propia Airbus lucha esa guerra con los A330 y los nuevos A350, de gran éxito comercial y reconocimiento internacional. En 2019, Emirates anunció su decisión de recortar los pedidos del A380, y esa decisión motivo que Airbus anunciase el fin de la producción de su superjumbo.
El A380 permitió a Emirates consolidar su posición internacional en rutas de larga distancia y gran volumen, prácticamente un nicho de mercado en el escenario actual. Sus A380 seguirán volando, mientras que empresas como Lufthansa o Air France anunciaron recientemente que aparcan su flota de A380 definitivamente. Aun será posible volar en un A380 durante años y años, pero queda claro que el tiempo de estos aviones pasó hace mucho tiempo. Es el mismo motivo por el que Boeing decidió abandonar la producción del 747, que había continuado evolucionando a nivel técnico durante décadas.