De dos tipos son las razones que llevan a la compra de un coche eléctrico, las emanadas por la pasión y las dirigidas de la razón. Si estás barajando la adquisición de uno de ellos por las primeras, empujado por la deportividad de un Porsche Taycan, el lado más geek de un Tesla o simplemente por propia conciencia medioambiental, adelante, no hay nada más que añadir. Sin embargo, si lo que pretendes es comprar un coche eléctrico para ahorrar es mejor que tomes asiento, porque no en todos los casos el coste por kilómetro es tan bajo como podría parecer.
El kWh de alta potencia puede llegar a ser diez veces más caro que el doméstico
En prácticamente todos los casos el precio de un vehículo eléctrico es notablemente superior al de su homólogo con motor de combustión, pero a cambio, además de toda la conciencia verde asociada y la menor huella de carbono, también promete un menor coste por kilómetro recorrido, con el cual se debería compensar ese desembolso inicial, incluso superarlo.
Las “cuentas” son simples, en un coche de gasolina, con un consumo de 6 l/100 km y a un coste 1,25 €/l, recorrer 100 km cuesta 7,5 €, mientras que en un eléctrico que consuma 17 kWh/100 km a 0,12 €/kWh doméstico, estaríamos hablando de 2,04 €, es decir, poco más de una cuarta parte. Pero, ¿qué sucedería si pagásemos ese kWh a 0,50 €? Efectivamente, que ya no estaríamos ahorrando dinero, sino gastando un euro extra por ese centenar de kilómetros, o lo que es lo mismo, dos mil euros de media al cabo de diez años.
Esta es precisamente una de las situaciones sobre la que la OCU ha puesto el foco recientemente, y que es bastante interesante, sobre todo para quienes están pensando en pasarse a lo eléctrico. El quid de la cuestión radica en que si cargas en casa el precio del kWh, dependiendo del tipo de tarifa, puede oscilar entre los 0,08 € y 0,24 €, siendo esos 0,12 € un importe bastante común. No obstante, la red de cargadores de alta potencia que podemos encontrarnos en las diferentes estaciones de servicio, áreas de descanso o centros comerciales, ofrecen unas tarifas muy superiores, desde los 0,30 €/kWh hasta 1,04 €/kWh.
Para sacar partido a un eléctrico es necesario «cambiar el chip» y repostar de otra forma
Así pues, según nuestros cálculos, a bote pronto, recargar una batería a un precio superior a 0,45 €/kWh no compensa frente a un gasolina o diésel. Por tanto, si tu intención es moverte con un eléctrico, deberías tener en cuenta varias consideraciones para no llevarte esta sorpresa y poder extraer el máximo beneficio económico de él:
– Piensa en esos servicios de carga rápida o ultrarrápida como en una carga de emergencia, los cuales sólo deberías usar en momentos puntuales, como un viaje o una situación en la que la batería esté en reserva.
– Planifica tu día a día como si esos cargadores no existiesen, de lo contrario, irás “cayendo en la tentación” de usarlos, salvo que puedas beneficiarte de algún programa de fidelización o similar.
– Lo ideal para los poseedores de cualquier coche eléctrico es contar en casa con la instalación de un punto de carga que permita el llamado modo 3, aquel en el que se hace uso del cargador de a bordo del vehículo, y que según el caso, permite recargar por norma general a unos 7,2 kW. Con ellos nos beneficiaremos de una velocidad de carga bastante aceptable (enchufándolo pro la noche, a la mañana siguiente tendremos el “depósito lleno” para un nuevo día) y de ese precio de 12 céntimos de euros que permite conseguir el ahorro prometido.
Guías y artículos en Diariomotor para ampliar información:
– Comparamos la huella de carbono de un coche de gasolina y un eléctrico: ¿Cuál emite más CO2? ¿Cuál tiene un menor coste de uso?
– Cargar un coche eléctrico: conceptos básicos y tipos de cargadores
– Viajar en coche eléctrico por España: ¿hay vida más allá de Tesla?
Fuente: OCU