Aunque no lo parezca, la ventilación en el interior de nuestros coches es una verdadera obra de ingeniería – y por supuesto de aerodinámica. Los conductos de entrada de aire fresco, la distribución del mismo o la limitación del ruido aerodinámico (es decir, evitar el silbido del aire, lo cual ocurre cuando ese aire supera los 36 kilómetros por hora) son cuestiones dignas de mención.
La clave de los sistemas de ventilación, oculta a simple vista
De entrada, cuando se diseña un coche, también se dedica bastante tiempo a diseñar el sistema de ventilación utilizando herramientas virtuales y simulaciones por ordenador. Los prototipos, además de probar los componentes mecánicos, sirven para comprobar que los sistemas de ventilación, aire acondicionado y calefacción funcionan como se prevé en dicha simulación (Skoda Storyboard).
Sorprendentemente, son las salidas de ventilación – los que vemos en los salpicaderos de los coches y la consola central, además del que está apuntando al parabrisas o debajo de los asientos – la parte más complicada. A la hora de diseñarlos, se produce una serie de compromisos entre diseño (acorde al lenguaje de diseño del modelo concreto o de la marca en ese momento), su funcionalidad e incluso la posición exacta en la que van situados.
Evidentemente todo el mundo tiene preferencias personales sobre cómo utilizar el aire acondicionado, tanto si quiere que le de el aire en partes determinadas como la temperatura. Pero existe un ideal, una manera óptima de utilizar este flujo de aire que es sobre el que trabajan los controles automatizados que tienen prácticamente todas las marcas del mercado, tanto para una como varias zonas del vehículo.
Estos sistemas inteligentes determinan la velocidad con la que el aire fluye hacia el habitáculo, teniendo en cuenta parámetros como la posición en la que se encuentre el sol en ese momento para calcular si una parte se calentará más con los rayos del sol. Todo ello acorde a la temperatura que desee mantener el usuario en el coche o en su zona del habitáculo.
Lo ideal cambia según sea verano o invierno
Por regla general, lo habitualmente ideal es que las salidas de aire laterales del salpicadero apunten hacia las ventanillas laterales mientras que la central apunte hacia arriba. De esa manera se contrarresta la diferencia de temperatura de las ventanas que están en contacto con el exterior al mismo tiempo que se envía aire fresco para que llegue a las plazas traseras. Es también la mejor forma de quitar el vaho o la escarcha de los cristales cuando llegan los meses más fríos del año.
Los sistemas inteligentes también funcionan diferente según la época del año. En verano, el aire frío se distribuye más hacia los conductos más elevados dado que el aire frío tiende a descender de manera que enfría todo el habitáculo. Por el contrario, en invierno el aire caliente suele venir de los conductos situados hacia los pies dado que el aire caliente tiende a ascender – además de enviar algo de aire caliente para quitar el vaho.