El pasado 18 de junio, como ya se venía prediciendo desde hace tiempo, parte de la cúpula de Toyota se mostró en contra de que Akio Toyoda siguiera con su actual cargo al frente del consejo directivo, pero aún así ha sido reelegido. Ya desde el año pasado Toyoda no es el presidente de la firma, pues lo ha sido desde 2009 hasta 2023 y en la actualidad lo es Koji Sato. Ahora bien, lo cierto es que lo que ha conseguido Toyota en estos últimos quince años hace pensar que, más bien, deberíamos tener más Akios en nuestra vida.
Akio Toyoda continúa a sus 68 años al frente de la marca japonesa
Habrá quien piense que estando uno u otro al frente de la compañía no cambia nada. Y de hecho, la tecnología que utiliza Toyota no ha cambiado de manera dramática desde antes de que llegase a la cúpula el nieto del fundador de Toyota Motor Corporation, Kiichiro Toyoda. Seguimos teniendo en su gama híbridos sencillos, los cuales empezaron a comercializarse a finales de los años noventa con el Prius, y por lo general el posicionamiento de la marca no ha cambiado. Sigue siendo una marca conocida por su resistencia, por tener coches muy fiables según las estadísticas.
Sale reelegido a pesar de los diferentes escándalos que han salpicado a Toyota en los últimos tiempos, incluyendo el de emisiones y pruebas de seguridad que la propia marca sacó a la luz con disculpa pública de Akio incluida (una que también afectaba a Daihatsu (La Tribuna de Automoción). Un escándalo que no llega al nivel del Dieselgate de Volkswagen allá por 2016 y que de hecho afecta, en buena parte, a modelos que ya dejaron de producirse hace tiempo.
Pero lo cierto es que sí que ha habido cambios en la concepción de la marca. Cambios que, en definitiva, reflejan al propio Akio, sobre todo en la pasión que ha inyectado a una marca que había perdido toda clase de coches pasionales en el mercado, como fueron los Celica GT-Four derivados del Mundial de Rallyes o incluso el MR2 de segunda y tercera generación. Akio, o Morizo-san como se le conoce en los circuitos, ha hecho que queramos más a ese gigante, sea de hierro o de otro material.
Morizo-san es el apodo con el que, tiempo atrás, comenzó a competir en diferentes eventos por pura pasión por el deporte. Esta pasión acabaría llevándole al Mundial de Rallyes y, tras un encuentro del destino con Jari-Matti Latvala, acabaría siendo quien capitaneó el asalto al WRC, logrando todos los títulos mundiales de pilotos y constructores en los últimos años (salvo el de constructores de 2019 y 2020 que se lo llevó Hyundai). También han ganado varios Dakar, las 24 Horas de Le Mans entre 2018 y 2022 y otros grandes éxitos en competición.
Coches siempre mejores, tanto en competición como en nuestras carreteras
Además de los éxitos en competición, los que nunca llegaron en Fórmula 1, también han logrado un aumento en porcentaje de ventas, que a fin de cuentas no deja de ser el negocio principal. Ligados a las carreras están tanto el GT86/GR86, GR Yaris y GR Corolla como el GR Supra, que conforman ese halo que ha cambiado por completo la imagen de la marca. Y, aunque se pueda criticar a la marca por crear coches de combustión ‘contaminantes’, lo cierto es que su huella de carbono se queda compensada de sobras con el resto de modelos que fabrican. Es decir, los GR los hacen porque, literalmente, pueden.
Y, aunque haya atraído la ira de los ecologistas, lo cierto es que el carismático y destacado Morizo-san ha aportado mucho al mundo del motor en estos años. La decisión de desarrollar motores de combustión junto con Subaru y Mazda para combatir las emisiones de CO2 es la confirmación de que la transición está en proceso, pero se va a hacer de un modo más lógico para el consumidor. Y esto, tratando de mantener siempre la afición del motor, siempre con la intención de hacer sus coches mejores.
